3ª SEMANA: ¡CASTILLO FUERTE ES DIOS!

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Avanzamos a la tercera semana de nuestro viaje de un año, a diario les he venido entregando reflexiones cortas cuyo único propósito ha sido instruirles, darles ánimo, dirección y sobre todo fomentar la comunión con Dios sin la cual sería imposible nuestro viaje.

Para los siguientes siete días les he preparado lo siguientes devocionales:

1. Dios nuestro refugio

2. ¡Que fácil es lavarse las manos!

3. ¿Estás preparado para cuando las cosas realmente se pongan mal?

4. Dios te escucha y te vé

5. ¡Soy un pródigo!

6. ¡Fuera de aquí!

7. Dime con quien andas y te diré...

DÍA 1: DIOS NUESTRO REFUGIO

"El Señor es bueno; es un refugio en horas de angustia: protege a los que en Él confían" (Nahúm 1:7)

La angustia es un estado de inquietud, intranquilidad o congoja causado por algún temor ––real o no––, alguna amenaza o situaciones desagradables que escapan a nuestro control. Algunos sinónimos de angustia son: ansiedad, desazón, desasosiego, preocupación, zozobra, incertidumbre.

Ahora bien, no hace falta ser médico o sicólogo para reconocer un estado de angustia, ¡todos la hemos sentido alguna vez!, pero no todos han experimentado la paz que viene de Dios en aquellos momentos donde la mayoría se volverían locos. Por eso Jesús dijo en cierta ocasión: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no la doy como el mundo la da". Y luego agrega una sentencia fulminante: "No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo" (Juan 14:27). Benditas palabras que calan hondo en nuestros corazones. ¡Y las de Nahúm no se quedan atrás! Amén por eso.

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No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa. –– Isaías 41:10

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DÍA 2: ¡QUÉ FÁCIL ES LAVARSE LAS MANOS!

«Y viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: Soy inocente de la sangre de este justo; ¡allá vosotros!» (Mateo 27:24).

Qué fácil resulta declarase inocente de una situación en la que se tiene responsabilidad. Eso fue lo que pasó con Pilato, él tenía el poder ––y el deber–– de liberar a Jesús, un hombre justo según él mismo declara. Su investimiento como prefecto de la provincia romana de Judea (cargo ejercido desde el 26 al 36 d.C.) lo hacían responsable de ejercer justicia, cosa que no ocurrió en el caso de Cristo. Él prefirió hacerse a un lado, callar, mirar al horizonte como creyendo que por esto sería menos culpable del derramamiento de sangre de un inocente..., ¡y eso mismo hacemos muchas veces nosotros! Nos lavamos las manos ante las problemáticas de la sociedad, dejamos que "las multitudes enardecidas" griten y dicten las leyes corruptas que luego nos perjudican a todos.

Lavarse las manos por tanto no es la solución, es agravar la falta a una iglesia muda que poco o nada hace por los "crucificados de la sociedad".

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Dios mira las manos limpias, no las llenas. ––Sirio, Publio 

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DÍA 3: ¿ESTÁS PREPARADO PARA CUANDO LAS COSAS REALMENTE SE PONGAN MAL?

DE MADRUGADA CON DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora