DÍA 31: ¡Grita tus bendiciones!

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«Y todo el pueblo gritaba de alegría y alababa al Señor, porque ya se había comenzado a reconstruir el templo del Señor. Y muchos de los sacerdotes, levitas y jefes de familia, que eran ya ancianos y que habían visto el primer templo, lloraban en alta voz porque veían que se comenzaba a construir este nuevo templo. Al mismo tiempo, muchos otros gritaban de alegría. Nadie podía distinguir entre los gritos de alegría y el llanto de la gente, pues gritaban tanto que desde muy lejos se oía el alboroto» (Esdras 3:11-13).

Cuando recibas bendiciones grítalo, aplaude, alza tu voz, cuéntalo a los 4 vientos, ¿qué más da que las personas se enteren? A ellos no les importa gritar ¡gooool! a todo pulmón cuando su equipo gana, no se avergüenzan en presumir cuando se ganan la lotería y mucho menos se achican cuando les suceden cosas buenas; ellos hacen fiestas escandalosas y meten bulla toda la noche cuando han obtenido un logro (a veces hacen bochinche sin motivo). ¿Por qué entonces hablas en secreto cuando deberías gritar desde tu azotea lo bueno que Dios ha sido contigo? 

Basta de sentir miedo, vergüenza o pensar que "la envidia tiene oídos", gritar tus bendiciones es una muestra de fe y una declaración de que el amor de Dios te ha favorecido.

Una cosa he aprendido en mis "viajes por la vida", cuando declaras tu bendición calificas para más y mejores bendiciones.

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Cantaré de tu amor por siempre. ––Danilo Montero

DE MADRUGADA CON DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora