Día 171: Suelta la palabra y tu cuerpo la seguirá

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«Mirad también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad del piloto quiere» (Santiago 3:4).

No se trata de un post motivacional, no se trata de pura oratoria, el versículo que acabas de leer es verdad pura..., ¡tu lengua tiene el poder de dirigir tu vida cual timón a una embarcación! Pero no me refiero a la lengua en sí sino a las palabras que por medio de ellas son pronunciadas. Así entonces si te la pasas diciendo "no sirvo", "no puedo", "nunca lo lograré", "jamás saldré de deudas", eso es justamente lo que ocurrirá. En cambio si re-programas tus palabras para que éstas declaren bendición en vez de maldición, entonces hay más chance de que eso ocurra.

DE MADRUGADA CON DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora