Día 104: Secos por dentro

20 2 0
                                    

«Jesús volvió a entrar en la sinagoga. Allí había un hombre que tenía una mano tullida. Los fariseos estaban vigilando a Jesús para ver si sanaba a ese hombre en día sábado, y poder así acusarlo de trabajar en ese día de descanso»  (Marcos 3:1-2).

Los fariseos eran los líderes religiosos en la época de Jesús y aunque sabían mucho de las Escrituras su corazón estaba lejos del verdadero espíritu de la Ley, por eso despotricaban contra el Maestro cada vez que podían porque Él con su ejemplo de amor les recordaba lo seco que estaban por dentro, y eso era algo que no podían soportar. En el versículo escrito arriba se relata la ocasión en que buscaban acusar a Jesús porque estaba a punto de sanar a un enfermo en pleno shabatt, algo que ellos no estaban dispuestos a tolerar.

¿Qué aprendemos? Debes entender que siempre habrá gente así, expertos en seguir las reglas pero ineptos en comprender el corazón de las mismas, ¡aléjate de los tales! su alma está muerta y harán todo lo posible por matar la tuya y de todos lo que te rodean. 


DE MADRUGADA CON DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora