«Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad» (Marcos 8:25).
En el pasaje de Marcos 8:22-25 vemos a Jesús "interviniendo dos veces" al ciego de Betsaida para que quedara sano completamente. En la primera ocasión le mojó los ojos con su saliva y le preguntó si podía ver algo, pero el ciego dijo que veía a los hombres como árboles, le dijo algo así: "Jesús, sí veo pero más o menos, no muy bien sino borroso, pero gracias de todas maneras, fuiste muy amable en intentarlo". Luego el relato continúa y dice que el Maestro le puso por segunda vez las manos sobre los ojos y por fin quedó sano totalmente, ¡pudo ver a la perfección!
¿QUÉ APRENDEMOS?: A Dios no le gusta dejar las cosas a medio terminar. Él no sana a medias, no bendice a medias, no habla a medias, ¡todo lo hace bien! Y si a la primera no le salió pues lo hace una segunda vez para que la obra quede excelente.
¿Es herético lo que estoy diciendo? No lo sé, lo que sí sé es que ése es al Dios al que sirvo, uno que procura la excelencia y que me da ejemplo de hacer las cosas una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez hasta que salgan bien.
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DE MADRUGADA CON DIOS
SpiritualEn esta obra --en construcción-- agrupo las reflexiones que a diario publico en mis cuentas sociales a primera hora de la mañana, por lo general en las madrugadas, de ahí el nombre del libro. He venido subiendo estas reflexiones desde hace meses en...
