«Dios rechaza a los orgullosos, pero es bueno con los humildes» (Santiago 4:6).
LECCIÓN
La Biblia me recuerda una enseñanza que he aprendido en la escuela de la vida, algo que seguramente tú también sabes: "Los arrogantes, orgullosos, creídos, pesados, sobrados y petulantes..., ¡CAEN MAL!". Así las cosas, ¿quién querría estar junto con una persona con dichas características? La respuesta inmediata es: ¡NADIE! La gente arrogante crea una serie de anti-cuerpos que los aleja de todos, puertas se cierran en sus narices y las oportunidades les son esquivas. Por el contrario las personas humildes, sencillas, accesibles, modestas, afables..., "caen bien en todas partes", las oportunidades de éxito les llueven y mejor aún, Dios las favorece con toda clase de bendiciones.
Así entonces ser humilde no es un defecto ––como algunos sostienen––, es una habilidad que abre puertas y que desata toda clase de cosas buenas a quien la practica. Entonces, ¿quieres ser un orgulloso o una persona humilde?
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DE MADRUGADA CON DIOS
SpiritualEn esta obra --en construcción-- agrupo las reflexiones que a diario publico en mis cuentas sociales a primera hora de la mañana, por lo general en las madrugadas, de ahí el nombre del libro. He venido subiendo estas reflexiones desde hace meses en...