«Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo» (1ª Pedro 1:15).
Versículos como éste hacen que me cuestione si en realidad estoy cumpliendo lo que la Biblia exige de mí, y la verdad es que NO. ¿Cómo podría declarar que mi vida es santa cuando el pecado está a mi puerta? Decir que vivo como un santo sería arrogante, ¿pero saben? "lo intento", ¡Dios sabe que sí!, aunque debo confesar que son más las caídas que las levantadas, ¿alguien se identifica conmigo?
Sin embargo y a pesar de mi conducta tengo la esperanza de que por Su gracia puedo alcanzar la santidad de vida que Él pide de mí, sólo por Su gran misericordia es que este empedernido pecador puede llamarse "santo", y al igual que el publicano que de rodillas lloraba y se golpeaba el pecho yo también exclamo: ¡SÉ PROPICIO A MÍ PECADOR! (Lucas 18:13). Y tengo la confianza de que puedo levantarme cada mañana y vivir la vida que Dios quiere que viva porque Él vio en mí a un inmundo y lo limpió.
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DE MADRUGADA CON DIOS
SpiritualEn esta obra --en construcción-- agrupo las reflexiones que a diario publico en mis cuentas sociales a primera hora de la mañana, por lo general en las madrugadas, de ahí el nombre del libro. He venido subiendo estas reflexiones desde hace meses en...