«Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Él le dijo: Sal fuera» (1ª Reyes 19:9-11).
Es interesante notar que a Dios no le agradan las cuevas de las excusas, Él sabe lo confortables que podemos sentirnos allí ––en la auto-compasión, el enojo, el desánimo, el aislamiento y la soledad––, todas éstas suelen justificaciones que nosotros mismos creamos para "ya no seguir más" (el profeta se inventó que nadie en Israel servía a Jehová y que era el único fiel, Elías percibió una realidad que no era y eso lo llevó a encerrarse en su propia verdad). El Señor le dijo: "¡sal fuera!". No le hizo "nananai", no lo acurrucó ni tampoco le dijo "pobre de ti, te entiendo"; Él lo sacudió con una sola orden..., SALE DE LA CUEVA AHORA. Y es la misma consiga que algunos necesitan oír para abandonar su isla de auto-miseria.
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DE MADRUGADA CON DIOS
SpiritualEn esta obra --en construcción-- agrupo las reflexiones que a diario publico en mis cuentas sociales a primera hora de la mañana, por lo general en las madrugadas, de ahí el nombre del libro. He venido subiendo estas reflexiones desde hace meses en...