CÓMO NACE ESTE LIBRO

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El presente capítulo lo estoy escribiendo a modo futurista; es decir que AÚN NO ACABO ESTE LIBRO pero lo presento a ustedes como si ya estuviese terminado (es una forma de motivarme a mí mismo y entusiasmar a mis lectores). Dada esta aclaración sigan leyendo por favor, espero no decepcionar a quienes inviertan tiempo en mí. 

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"Escribes porque hay fuego en tus huesos. Tienes que hacer esto, lo lean o no lo lean los demás" ––Eugene Peterson

Escribir este libro me tomó un año y algo más, escribí una sección por día (150 palabras mínimo y 250 máximo cada una), en total 365 reflexiones. Esta es mi cuarta obra .

No recuerdo con exactitud la fecha pero sí la hora. Eran las 3:30 de la madrugada de un frío día de invierno de aquellos que suelen haber en Chile. Abrí los ojos con cierta pesadez pero sabía que no había despertado por casualidad, era el Espíritu de Dios que deseaba pasar tiempo conmigo y por eso eligió hacerlo a esa hora (la quietud de la madrugada es ideal para estar a solas con Dios y con uno mismo).

Debo reconocer que me incorporé aún adormilado pero obedeciendo una voz interna que me impulsaba a dejar las tibias sábanas que me cobijaban. Vencí la tentación de seguir durmiendo y descendí a la primera planta de la casa, el silencio era casi sagrado y se podía oír la respiración de mi familia que cómodamente dormía en el piso superior. El frío calaba los huesos y una sensación extraña recorría mi cuerpo, por un instante dudé si debía seguir "con este impulso espiritual", a fin de cuentas estaba propenso a pescar un resfriado ––pensé––, e inmediatamente sacudí mi cabeza para espantar ese pensamiento vil.

Sin darle más oportunidad a la mente traicionera me puse de rodillas a orar allí en mi sala donde estuve casi una hora y puedo dar testimonio que fue una jornada energizarte, de aquellas que hacen bien al alma y disciplinan el cuerpo. Cuando me levanté de la oración vi la hora, eran las 4:30 de la mañana y en vez de irme a la cama, como suelo hacer después de orar temprano, me dirigí a mi oficina y me pregunté: ¿Si escribo alguna publicación a esta hora en mi red social, será que habrá alguien que la lea? Y sin más preámbulos estaba allí escribiendo una reflexión bíblica a la que titulé PARA MADRUGADORES, BÚSCALO EN LAS MAÑANAS.

La publicación no tenía más de 150 palabras y consistió en la interpretación de un conocido versículo bíblico. Para mi sorpresa no pasaron ni dos minutos cuando recibí la primera notificación de un usuario que a esa hora había leído el post y lo comentó diciendo que "era una respuesta de Dios después de haber terminado su devocional matutino". Esa persona era de Chile y al igual que yo se había levantado temprano para pasar tiempo con el Creador. Durante el transcurso del día esa publicación recibió varias reacciones positivas lo cual me animó a publicar un siguiente "devocional" a la misma hora el día después (así nació PARA MADRUGADORES, las reflexiones que a diario comparto en las redes sociales).

Al pasar varios meses y haber publicado a diario estas reflexiones tuve la idea de agruparlas en un solo lugar a fin de facilitar a mis lectores el acceso a ellas (usé para esto una plataforma virtual especializada en escritores novatos a quienes se les permite crear libros paso a paso y respetando el ritmo de cada autor). Lo curioso es que para ese entonces varias personas seguían mis devocionales en las diferentes redes donde las publicaba; me leían fielmente e incluso me "reclamaban" cuando por alguna eventualidad no encontraban mis escritos. Lejos de molestarme por esos "reclamos santos" yo los veía como un impulso que me anima a escribir. Demás está decir que recibí un montón de palabras de aliento y agradecimiento de personas que habían sido "tocadas" por mis reflexiones; los testimonios de seguidores inundaban mi correo y en más de alguna ocasión fueron el estímulo que necesitaba para seguir escribiendo, y es que varias veces quise "tirar la toalla".

Luego comencé a compartir estas reflexiones en otra red social de comunicación masiva ––sólo para celulares–– creando para ello un grupo virtual donde comprometí a los integrante a que compartieran mis reflexiones a todos sus contactos una vez las recibieran..., ¡y así lo han hecho hasta la actualidad! Varios de los miembros de este grupo me han dicho que mis reflexiones han llegado a distintas partes del mundo incluso a lugares que jamás pensé podrían llegar.

Finalmente decidí convertir estas reflexiones en lo que ahora tienes en tus manos, el libro titulado «DE MADRUGADA CON DIOS». Es mi deseo que esta obra sea de bendición a tu vida así como lo ha sido para miles de personas que leyeron las lecciones que publicaba a diario en mis redes en las madrugadas de cada día.

Gabriel Gil Arancibia, Autor

DE MADRUGADA CON DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora