«El que anima será reanimado» (Proverbios 11:25).
LECCIÓN.
Siempre será más fácil criticar, tirar piedras, abuchear, ningunear, lanzar barro sobre la gente, menospreciar, desanimar y burlarse; pero es todo un proceso convertirse en un experto en animar a los demás ––algo en lo que todavía soy novato––. Es una habilidad que desarrollas con el tiempo. Cuando comienzas a hacerlo, animar a otros, los demás lo harán por ti, es la ley de la siembra y la cosecha que se cumple inequívocamente: hablarán a tu favor, te recomendarán, te promoverán, reconocerán tus logros y los publicarán, te conectarán, te aplaudirán, te impulsarán y hasta te premiarán.
¿Qué esperas para ponerte a animar? No seas de los que se guardan los comentarios positivos, allá afuera, a tu alrededor hay gente que necesita palabras de afirmación: una esposa, un hijo, una madre, un compañero de trabajo o incluso tu jefe. Sé el animador que esa persona necesita, un día alguien lo hará por ti.
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DE MADRUGADA CON DIOS
EspiritualEn esta obra --en construcción-- agrupo las reflexiones que a diario publico en mis cuentas sociales a primera hora de la mañana, por lo general en las madrugadas, de ahí el nombre del libro. He venido subiendo estas reflexiones desde hace meses en...