DÍA 80: Los pecados ocultos no te dejan Avanzar

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«Mientras callé, se envejecieron mis huesos. En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado» (Salmos 32:3-5).

LECCIÓN.

Cuando ocultamos pecados ––vicios, malos hábitos, conductas reprochables, actos vergonzosos, acciones pecaminosas del pasado y toda clase de males cometidos–– nuestro ser enferma, no sólo física sino también mental y espiritualmente. Entonces no logramos avanzar en la vida, por más que intentamos progresar pareciera que un ancla nos detiene, ¡y eso mismo es! El pecado se convierte en un lastre que arrastramos y que hace de nuestra carrera por la vida sea algo penoso, cuesta arriba, imposible de conquistar. 

Pero todo cambia cuando confesamos nuestras atrocidades, cuando doblamos rodillas y en profundo arrepentimiento le declaramos a Dios nuestras necedades y le pedimos que nos perdone. Entonces "la gran piedra" es quitada y vemos cómo los proyectos resultan, los negocios se dan, los ascensos vienen, la salud vuelve y la prosperidad integral se instala en nuestra vida..., ¡Cuando confiesas tu pecado la bendición se abraza de ti y no te suelta más!

DE MADRUGADA CON DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora