Capitulo 18

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Nuevo capitulo, interesante y largo!!! espero sus comentarios y votos :D 

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Lo último que me imaginaba era que mi jefe iba a aparecer en la puerta de mi casa un sábado a la mañana. Por primera vez desde que lo conozco, no lleva puesto un traje. Tiene puesto unos vaqueros con una camisa azul de botones que le da un aspecto más joven y por supuesto, más sexy.

—¿Nina?

Reacciona Nina! No te quedes ahí parada como una estúpida sin decir nada.

—Eh, por supuesto. Pase.

Me hago a un lado para que él pueda entrar. Cierro la puerta y me quedo esperando que el haga el siguiente movimiento. Después de escanear rápidamente mi pequeño apartamento, posa su mirada en mí y me ve de arriba abajo.

—Si quieres, puedes ir a cambiarte. Te espero aquí.

Cuando dice eso, que suena más a una orden que otra cosa, recuerdo que estoy en una simple bata que me llega a los muslos y que debajo estoy prácticamente desnuda. ¡qué vergüenza! No puedo creer que me allá visto de esta manera.

—No tardo.

Salgo casi corriendo a mi habitación, rogando por no tropezarme y hacer la situación más embarazosa. Intento no pensar en el hecho de que claramente, le incomodo verme en estas fachas. No lo culpo, igual, nadie querría verme a mi así. Decido que como esta es mi casa y es el que apareció sin invitación, me puedo poner cualquier cosa así que opto por un simple chándal con una camiseta blanca. Me lavo la cara, me hago una coleta y ya está.

Cuando voy a la sala, lo encuentro sentado en mi pequeño sillón con la cabeza entre las manos.

—¿Señor Reed, quiere un café o agua?

El levanta la cabeza, tiene cara de cansado o, mejor dicho, de resaca. Me vuelve a mirar de arriba abajo y me frustro un poco porque no tengo ni idea de que pasara por su cabeza. Frunce el ceño, se recuesta del respaldo y me taladra con la mirada.

—Nina, estoy en tu casa un sábado a las ocho de la mañana, sin avisar, puedes llamarme por mi nombre— me siento como una niña pequeña por su reprimenda, pero no digo nada—. Un café estaría bien, por favor.

Le sirvo el café en una taza, con cuidado de no hacer un desastre por lo nerviosa que me pone, lo pongo en la mesita y me siento enfrente de él. todo bajo el escrutinio de su mirada.

—Usted dirá.

—Necesito que me digas que paso ayer.

¿Qué? No entiendo. Es verdad que estaba borracho, pero no creo que tanto como para no acordarse de que paso.

—Pero si ayer cuando lo deje no estaba tan ebrio.

—Seguí bebiendo después que te fuiste. Recuerdo lo que paso en general, pero no con detalle.

Ah, eso explica todo. Ilusa yo que pensé que se iba a acostar solo porque se lo pedí.

—¿Qué recuerda?

Se pasa las manos por la cara y puedo ver lo confundido que esta.

—Recuerdo que después de la pelea en mi oficina empecé a beber. Que tuviste las agallas de manejar mi auto...

Ah no, eso sí que no. ¿Tiene el descaro de estar molesto conmigo porque maneje su auto, para llevarlo a su casa? Así que, por primera vez, soy yo la que lo interrumpe a él y no puedo evitar tutearlo.

—¿Estas molesto conmigo porque maneje tu auto, para llevarte a tu hotel, porque estabas tan ebrio que no lo podías hacer?

Mi voz es más dura que lo usual y el me lanza una mirada molesta, claramente no le gusto que lo interrumpiera y seguro no le gusta mi tono.

No me dejes caer; Escondida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora