Su edificio no queda tan lejos del mío, pero es mucho más grande y más ostentoso cosa que no me sorprende. Entro al vestíbulo y me recibe hombre vestido de traje que asumo es el portero del edificio.
—Buenas noches, ¿la puedo ayudar? —saluda educadamente.
—Hola, buenas. Vengo a ver al señor Reed, me está esperando. ¿le puede avisar que estoy aquí? Mi nombre es Nina Johnson.
Miento un poco y rezo porque no me diga que Matthew no está.
—Un momento, por favor.
Llama por teléfono y le avisa que estoy aquí y espero expectante la respuesta.
—El señor Reed la espera arriba.
La verdad es que por un lado esperaba que dijera que no me iba a recibir porque pensé que no me quiere ver ni la sombra, así que ahora que estoy en el ascensor, los nervios me atacan, pero trato de mantenerme serena.
El ascensor empieza a subir solo así que supongo que es el quien lo llama. Cuando se abren las puertas me encuentro con Matt parado enfrente cruzado de brazos, expectante. Tiene puesto un simple chándal y una musculosa blanca que le marca el cuerpo y me impresiona que no importa lo que tenga puesto, se ve siempre sexy.
—¿Qué estás haciendo aquí, Nina? —pregunta con seriedad.
—Hola ¿No? —el entrecierra los ojos y gruñe un poco.
—¿Cómo sabes dónde vivo?
—Bueno, ya sabes quién soy. Sabes que yo también tengo recursos.
Uso la misma frase odiosa que me dijo el la última vez para darle un poco de su propia medicina y sé que lo logro cuando veo su cara de enfado.
Me tomo unos segundos para observar su casa y es impresionante. Todo es de mármol, lujoso y extravagante. Tiene un gran sofá en L con una mesita céntrica enfrente de una chimenea hermosa y encima una tele inmensa. A un costado tiene un pequeño mueble con un par de fotos, que no puedo detallar porque él me trae de vuelta a la realidad.
—No deberías estar aquí, lo que tengas que decirme se lo puede decir tu abogado al mío
—¿Entonces para que dejaste que subiera? —le pregunto con serenidad, tratando de mantener la calma, aunque me duela y me moleste su actitud pedante.
. —Para no ser grosero — se excusa, pero no le creo nada.
—Ambos sabemos que no tienes problema con eso.
—¿Qué es lo que quieres, Nina? —pregunta cansado. Pues que se aguante. Él fue el que empezó esto—. No importa lo que me digas, no me voy a echar atrás con la demanda. Así que, si por eso viniste, ya te puedes ir.
Está siendo lo más frio e impersonal que puede. Me está tratando como una desconocida o como trata a todo el mundo. No sé qué es peor. Aun así, trato de no dejar que me afecte tanto, o por lo menos que él no se dé cuenta, y me enfoco en conseguir lo que quería que es sincerarme con él.
—Te quiero contar mi parte de la historia —susurro, nerviosa.
—¿Por qué ahora?
—Porque no me había dado cuenta lo mucho que te lastime hasta que apareciste ayer por mi casa.
—Para lastimarme primero me tendría que importar —suelta de forma envenenada y mi corazón se encoje un poco.
Mis ojos se llenan de lágrimas así que lo dejo de mirar para no largarme a llorar enfrente de él. Sin que me dé permiso, me muevo y me siento en el sofá mientras juego con mis manos y pienso en cómo empezar.
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No me dejes caer; Escondida.
RomanceNina Johnson, una mujer de 26 años que después de que su ex abusa física y psicologicamente, se ve envuelta en una desgracia y decide dejar todo atrás, cambiarse el apellido y mudarse de país. Matthew Reed, un empresario exitoso, con un carácter d...