Bueno, esto va a ser interesante.
Es un duelo de miradas que se corta cuando Luke me susurra al odio que deja de mirarlo y veo que a Matt no le es indiferente, porque tensa la mandíbula cuando Luke se acerca a mí.
Trato de prestarle atención a las conversaciones que hay en mi mesa y de distraerme un poco. Apenas toco la comida a pesar de que se ve exquisita.
—¿Vas a quedarte a cargo de la empresa? —le pregunta uno de los hombres a Charlie.
—No. Mi mujer me mataría. Ya paso demasiado tiempo en la oficina.
—Tiene razón. Un poco más y lo tengo que ir a sacar por los pies de ahí —bromea Vicky.
Matthew habla con las personas de su mesa, y con ella. A ella le habla de cerca. Lo más molesto es que no para de mirarme a mí también. Como si estuviera midiendo mi reacción.
Después de lo que parece un concurso de miradas, en el que no sé exactamente quién gana o quien pierde, terminamos de cenar y pasamos al lado donde está el escenario y de nuevo se me acelera el pulso cuando veo que suben con un pequeño premio a la tarima. Mierda. Pensé que esto iba a ser después.
Un maestro de ceremonia saluda a todos y empieza a explicar cómo es el tema de la subasta, que también es transmitida por internet para generar más interés, pero dice que primero van a entregar un importante premio.
Lo único que registro es cuando lo llaman a él y después a mí. Me quedo parada tiesa, sin poder moverme, sintiendo que si me muevo es para salir corriendo, pero no me da tiempo, porque para variar, Matthew hace algo que no esperaba, me acerca hasta a mí con toda su seguridad y habitual imponencia y me tiende la mano.
—¿Señorita Johnson?
Joder, ¿a qué mierda estás jugando, Matthew?
No puedo hacer una escena enfrente de toda esta gente que nos observa atentamente y, además, no le quiero dar la satisfacción de intimidarme, así que, obligándome a moverme, le doy la mano y subimos a ese escenario.
El recibe el premio mientras todos aplauden y yo me siento como una idiota ahí parada. No tengo nada que hacer aquí.
Da un pequeño discurso sobre el honor que es recibir este premio y menciona a mi padre, así que después no me queda de otra que hablar a mí también.
Me cuesta, pero finalmente hablo del legado de mi padre y que es un honor para mí recibir esto por él y que espero que yo pueda continuar con éxito su trabajo de toda la vida.
Finalmente, cuando terminamos, Matthew pone su mano en la parte baja de mi espalda para que bajemos. Su tacto me pone frenética como siempre y sé que él lo sabe, pero no quiero darle ese gusto. Hoy no.
Estoy a punto de alejarme de él, cuando uno de los organizadores nos pide que lo acompañemos durante unos minutos para sacar unas fotos. Maldita sea. Parece un chiste. Una broma del destino.
Nos dirigen a una pequeña sala donde está todo preparado para sacar fotos y nos piden que esperemos. Lo que faltaba. Nos dejan solos.
—¿No saludas? —pregunta el como si nada y sé que me está provocando.
—Hola —me alejo lo más posible de él y trato de no mirarlo.
—Pensé que no ibas a venir.
—¿Por qué no habría de haberlo hecho?
Sé que es su manera de decir que pensaba que lo iba a evitar.
—Pensé que te ibas a sentir incomoda en un evento así.
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No me dejes caer; Escondida.
DragosteNina Johnson, una mujer de 26 años que después de que su ex abusa física y psicologicamente, se ve envuelta en una desgracia y decide dejar todo atrás, cambiarse el apellido y mudarse de país. Matthew Reed, un empresario exitoso, con un carácter d...