Capitulo 41

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En el cuarto me tomo todo el tiempo del mundo para quitarme la ropa, porque lo cierto es que ahora que no lo tengo a el invadiendo mi espacio personal, puedo pensar un poco mejor y empiezo a dudar si esto realmente es una buena idea.

Una vez desnuda, no me siento cómoda, así que me escondo debajo de las sabanas. No se que es lo que está haciendo ahí afuera, ni que pretende con hacerme esperar, pero me empiezo a desesperar porque si, estoy excitada, pero la espera y la expectativa me empieza a consumir.

Cuando por fin entra a mi habitación, se me olvida todo lo que estaba pensando hasta hace un momento porque lo hace sin camisa y con el pantalón desabrochado y lo único que puedo hacer es deleitarme con la vista que me esta regalando en este momento.

—Nina, quítate las sabanas, te quiero ver desnuda —suelto un leve jadeo porque, joder, su orden llega directo a mi entrepierna, me eriza la piel y me dispara el pulso.

Se recuesta de la pared con las manos en los bolsillos, esperando que haga lo que me pidió. ¿¡en donde me metí!?

Con toda la lentitud posible, me quito las sabanas de encima bajo la intensidad de su mirada.

—Matt...—digo tan bajito que no sé si me escucho.

—Ven aquí —con las piernas temblando, me levanto de la cama y camino hacia él, consciente de que puede apreciar cada marca de mi cuerpo y en especial, mi horrible cicatriz. Como siempre, me levanta la barbilla para que lo vea—. lo primero que tengo que hacer es enseñarte lo que me provocas, solo con tu desnudez, para que te dejes de avergonzar de ella.

Trago duro cuando toma una de mis manos y la lleva hasta su erección, y me cuesta creer que soy yo la que provoca esta reacción en él. Avivada por el momento, meto la mano por dentro de su bóxer, agarro su miembro y empiezo a acariciarlo.

Matt suelta un jadeo en respuesta, recuesta la cabeza de la pared con los ojos cerrados y como asumo que es porque le gusta lo que estoy haciendo, empiezo a subir y bajar mi mano con mas rapidez.

—Para, me voy a correr —dice entre gemidos, pero como realmente no hace amago de detenerme, continuo porque verlo así, rendido al placer que le estoy dando, me excita muchísimo—. ¡Joder, Nina! —es lo último que grita antes de correrse en mi mano.

Saco la mano de su bóxer y me llevo los dedos a la boca, aun bajo el escrutinio de su mirada, para limpiarme los restos de su semen.

—Mierda, me voy a divertir tanto contigo —dice antes de tomarme con firmeza por la cintura para besarme con dureza.

Nos besamos con pasión hasta que llegamos a la cama, donde me empuja con delicadeza para luego cernirse sobre mí y empieza a jugar en mi cuello con su lengua y con sus besos, poniéndome la piel de gallina mientras que sus manos aprietan y masajean mis pechos. Luego sigue con el mismo juego y empieza a bajar poco a poco hasta llegar a mi intimidad.

—Ahora te voy a regresar el favor.

—¡Ah, Matthew! —gimo y me arqueo cuando siento su lengua.

Recorre toda mi vagina con su lengua y me tortura cuando muerde y tira con los dientes de mi clítoris, poco a poco empiezo a sentir la sensación de cosquillas y se que estoy cerca del orgasmo y el lo sabe porque en el momento justo, introduce dos dedos dentro de mi con facilidad y unas cuantas penetradas es lo que necesito para correrme.

—¿Estas bien? —pregunta antes de besarme.

—Si —digo, cansada y sonrojada.

—Bien, porque no he terminado.

No me dejes caer; Escondida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora