No me dejes caer; Escondida.

Capitulo 43

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—Porque mí mama no sabe que me engaño con mi mejor amigo, que es como un hijo para ella.

Oh, ahora las piezas empiezas a caer en su lugar y me doy cuenta de que no me equivoco cuando pienso que hay mucho mas de Matt de lo que el deja ver, a pesar de su actitud y de su carácter de mierda. 

—¿Y prefieres que se sienta decepcionada de ti?

Me mira con el ceño fruncido y puedo ver en sus ojos que la idea le duele y me doy cuenta de que estaba equivocada hace un rato. Es mas que evidente lo mucho que le importa su madre.

—Supongo que no lo había pensado de esa manera. No lo sé. Todo esto me tiene un poco desequilibrado.

No puedo evitar preguntarme si hay algo que todavía no se. Entiendo que no debe ser fácil descubrir que te engañan, he estado en esa situación, pero honestamente, no creo que esa mujer tenga tanto poder sobre el como para que decida alejarse de su casa y su familia.

—¿Brianna quiere que regreses a Estados Unidos? —pregunto insegura, no se si me va a responder, porque ya me ha dicho mas de lo que esperaba. Pero una parte de mi necesita saber la respuesta, porque la idea de que se vaya me causa una sensación de molestia en el estomago que no se como identificar.

—Quiere que regrese con ella, específicamente.

—Oh...—no se que decirle, y la idea de que regrese con ella me produce nauseas.

—No quiero seguir pensando en esto. Ha sido demasiado por un día —me encojo de hombros y asiento—. Nina, no quiero pelear contigo por dinero, de verdad.

Me toma fuera de base el cambio de tema, pero necesito que se de cuenta porque me molesta tanto lo que hizo.

—No se trata solo del dinero, Matthew —digo de forma conciliadora—. Se trata de que te pedí algo y no solo no me escuchaste, me pasaste por encima.

Su semblante cambia y creo que empieza a entender un poco por donde voy. Necesito recuperar mi independencia, necesito recuperar mi voz y que me escuchen. Necesito que me respeten.

—Tienes que dejar de asociar todo con él.

—No se trata de el —pongo los ojos en blanco, frustrada—. Se trata de que me respetes.

—¿Sabes que nunca había tenido tantos problemas con una secretaria? —dice mientras se ríe y yo no entiendo que es lo que le da gracia.

—Me pregunto porque será —espeto mordaz.

—Porque a la primera tontería las despido —enarca una ceja y sé que me está retando.

—Despídeme entonces —digo enfurruñada y el solo se ríe más,

—No, porque si te despido... —su voz ahora es seductora y se acerca su cara a la mía, donde veo que sus ojos se empiezan a oscurecer y mi cuerpo enseguida reacciona—. No podría hacer esto.

Se termina de acercar y junta sus labios con los míos. su lengua busca la mía que sale a su encuentro con gusto hasta que necesito un poco de aire.

—¿Así que no me despides para poder meterte en mis bragas? —trato de sonar ofendida a modo de broma, pero la sonrisa estúpida en mis labios me delata y el solo me dedica una mirada lasciva que me eriza la piel.

—No, cariño. Me puedo meter en tus bragas cuando quiera, solo que así es mas fácil— dice de forma socarrona y aunque me debería ofender, solo me excita más.