No me dejes caer; Escondida.

Parte 2 capitulo 18

Otra vez lo veo a Eric. Otra vez las imágenes de el encima de mi me cortan la respiración. No me lo puedo quitar de encima. Él se ríe, el disfruta humillarme y destruirme. Lloro y grito desesperada.

—¡Nina! ¡Nina! ¡despierta!

Unas manos me sacuden de los hombros y me despierto asustada, con la respiración agitada y sudando. Me cuesta orientarme y darme cuenta que era otra pesadilla.

¡Maldita sea! ¿podre volver a cerrar los ojos y no ver a ese cerdo?

Me cuesta un poco tranquilizarme y enfocar la vista y verlo a Matt, que me mira preocupado. Trata de acercarse un poco, pero levanto la mano.

—Dame un segundo, por favor.

—Fue solo una pesadilla, Nina. El no esta aquí.

¡Mierda! ¡odio esto! ¡odio que sea tan predecible lo que soñé! ¡odio que ese hijo de puta me afecte tanto!

Me levanto desesperada de la cama y agarro lo primero que me cruzo que es una lampara, y la tiro con fuerza contra la pared. Grito con fuerza a modo de desahogo, de frustración, de dolor, pero no es suficiente. Nada me quita esta sensación de mierda del pecho.

Estoy por lanzar algo más, cuando Matthew me atrapa por los brazos con fuerza. Grito con fuera de mi, pero no por miedo a él, si no por toda la situación. Trato de golpearlo en el pecho para que me suelte, pero el solo me agarra con mas fuerza y me abraza.

—Grita y llora todo lo que necesites. Estoy aquí contigo y no te voy a dejar sola.

En algún momento dejo de zarandearme y lo abrazo, y por milésima vez, lloro y dejo que me consuele. Cuando siento que por fin me quedo sin lágrimas, me atrevo a mirarlo a los ojos y solo veo preocupación.

—Perdón por todo esto, soy un desastre —endurece las facciones cuando me escucha porque no le gusta lo que digo.

—Nada de esto es tu culpa. No te atrevas a pedir perdón por ese hijo de puta.

—Cierro los ojos y solo lo veo a él, Matt. Solo siento sus asquerosas manos sobre mí y me da repulsión.

—Nina...— me pone las manos en las mejillas y siento que me ve con lastima y lo odio. lástima es lo último que necesito de él.

—Basta, Matt. No quiero tu lastima —humillada como me siento, trato de alejarme, pero, otra vez, no me deja.

—No es lastima, Nina. Odio verte así, mierda. Haría lo que sea por quitarte todo este dolor de encima.

Se que lo dice en serio, no me queda duda. Por eso, hago lo único que se me ocurre, lo único que siento que puede ayudar en este momento, y lo beso. No se lo esperaba, porque se queda quieto, algo que nunca había pasado.

—Esto no es buena idea, Nina —dice mientras pone sus manos en mi cintura y se aparta con lentitud.

Su rechazo me duele, aun así, trato de ignorar la sensación de opresión de mi pecho y me vuelvo a acercar a él, lo tomo del cuello y con determinación lo vuelvo a besar.

Esta vez, por lo menos me responde el beso, pero no lo profundiza como a mí me gustaría y unos segundos después, se aleja de mi como si no pudiera soportar mi cercanía.

—¡No, Nina! Has pasado por mucho hoy, ¿No lo ves? No puedo aprovecharme de ti en este momento.

—¿Aprovecharte de mí? joder Matthew, yo te lo estoy pidiendo.

—Eso no quiere decir nada —espeta mientras se pasa las manos por el pelo. Se que no sabe cómo controlar la situación y se lo mucho que le desespera eso—. ¡Joder, Nina! ¡entiéndeme y déjame ayudarte!