Capitulo 23

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Como tarde un poco subo un cap no tan largo pero porque voy a subir mañana y el martes otros dos :) 

VOOOOOOTEN :) 


Sigo sin poder creer que le pedí que se quedara y que el accediera, pero lo cierto es que lo agradezco.

—¿Almorzaste?

—No— no le gusta mi respuesta, pero me adelanto—. Si como algo ahorita me va a caer mal, quizás más tarde.

—Está bien. Vamos a sentarnos, así descansas el pie.

Nos sentamos de vuelta en el mueble, uno al lado del otro. No puedo evitar pensar en lo rara que es la situación.

—¿Quiere ver algo en la televisión?

—Como tú quieras.

Prendo la tele para ver si así el silencio no es tan incomodo, pero lo cierto es que no le presto mucha atención y me parece que el tampoco porque puedo sentir su mirada sobre mí.

—¿Tu ex, es la situación personal por la que viniste a España?

Cierro los ojos y suelto un leve suspiro. Supongo que era inevitable que me preguntara.

—Si, me vine para alejarme de el — lo miro por el rabillo del ojo y puedo sentir la tensión en su cuerpo. No quiero ser el centro de la conversación. Se que él debe querer acribillarme de preguntas, pero lo cierto es que a mí también me gustaría saber un poco más de el—. Me parece que no es justo, ahora usted sabe mucho de mí y yo nada de usted.

—Deja de hablarme de usted, ya me has tuteado antes— me encojo de hombros y ahora es el quien suelta un leve suspiro— ¿Qué quieres saber?

—¿Quién era la mujer que estuvo el otro día en la oficina?

—Mi ex. — me suelta con un tono de voz amargo.

—¿Siempre tratas así de mal a tus ex? — Pregunto sin pensar. Me taladra con la mirada, claramente este tema le incomoda.

—A las que se follan a mi mejor amigo, sí. — me espeta. ¿Por qué seré tan bocazas?

—Oh... — No se me ocurre nada más inteligente que decir porque no esperaba esa respuesta.

—¿Qué? ¿Pensabas que la trate así porque soy una mierda? —Me pregunta de forma envenenada y una ceja enarcada. Mierda, me parece que lo ofendí.

—No, no, solo que no me imaginaba algo así.

—¿Por qué no? — Pregunta con dureza. Me muerdo el cachete, pensando si responderle o no, pero finalmente con toda la pena del mundo, soy sincera.

—Porque me pareces el tipo de hombre por el que las mujeres babean, no que engañan.

—Pues hay de las dos— me suelta con sorna.

—Lo siento, no pretendía enfadarte—

—Nina, ya sé que te gusta disculparte por todo, pero yo te dije que me podías preguntar.

—Lo sien...— Cuando me doy cuenta que sin pensar me estoy por disculparme, me callo y me muerdo los labios. Pero me tranquilizo cuando el finalmente se ríe y yo lo hago con él.

Después del día de hoy, no pensé que iba a estar sentada en la sala de mi casa con él a mi lado, riéndonos. Pero, con todo lo que paso y lo mucho que tengo por pensar y asimilar, era justo lo que necesitaba.

—Gracias, Matt— Me acaricia la mejilla y cierro los ojos ante su tacto.

—Deberías descansar.

Voy a negarlo, pero un bostezo me delata así que no le respondo nada, simplemente echo la cabeza hacia atrás.

Me despierto un poco desorientada, me toma unos segundos darme cuenta que me quede dormida en el sofá y que mi cabeza termino recostada del hombro de Matt, que también se quedó dormido.

Lo más raro de todo es que no me atormento ninguna pesadilla y que siento que realmente pude descansar un poco, cosa que no espere posible después del día tan pesado que tuve hoy.

Miro hacia afuera y es completamente de noche, así que deben haber pasado unas cuantas horas. Me sorprende que él se quedara aquí conmigo, imagine que en tal caso de que me durmiera, me iba a despertar sola.

Lo examino un poco, se ve tan tranquilo y endemoniadamente lindo. Intento moverme con cuidado, pero no sirve de nada porque se despierta enseguida, alarmado.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—Si, es solo que nos quedamos dormidos.

Mira su reloj y frunce el ceño.

—Si, eso parece.

Ahora me parece que es el que eta un poco desconcertado.

—¿Pasa algo?

—No, no pasa nada — responde un poco distante sin mirarme.

No le creo, pero prefiero no insistir. Me levanto del mueble para estirarme un poco. Me fijo yo en la hora, son casi las once de la noche ¡Mierda! Dormimos casi toda la tarde. Me imagino que eso es lo que le debe haber puesto así.

—Ya te he molestado lo suficiente por hoy, te puedes ir tranquilo.

Se vuelve hacia mí, sacude un poco la cabeza y otra vez relaja sus facciones, haciendo más difícil saber qué es lo que piensa.

—No me pienso ir hasta que comas algo, dijiste que luego, ya han pasado varias horas. Además, yo tengo hambre así que aprovecho.

Me sigue sorprendiendo, para estas horas pensé ya estaría desesperado por salir pitando de aquí.

—Matthew, no tengo muchas ganas de cocinar, de verdad.

—No dije que tuvieras que cocinar, yo lo hago.

Abro los ojos como platos y me tengo que agarrar para no caerme. ¿acaba de decir que él va a cocinar? En ningún escenario me imagine que sería posible.

—¿Qué pasa? ¿Tampoco me ves como el tipo de hombre que cocina? —Se levanta y se acerca hacia mí con una sonrisa burlona.

—No, la verdad no— suelto, un poco avergonzada.

—No era mentira eso de que no tenías filtro— dice con sorna. Lo veo y se está riendo.

—Me alegro que te cause gracia— espeto, un poco ofendida, cosa que lo hace reír aún más.

—Vamos, dime que tienes que pueda preparar.

Otra vez, con toda la confianza del mundo, se dirige a la cocina y abre mi heladera. Salgo de mi estupor, lo sigo para ayudarlo, de todas maneras, me parece que lo va a hacer con o sin ella.

—No tengo mucho para hacer, casi no cocino.

—No sé porque no me extraña— no me pasa desapercibida la riña en su voz. Me encojo de hombros, pero lo ignoro.

—Hay salsa, podemos hacer una pasta.

—Si, pero ya te dije, lo voy a hacer yo. Así te demuestro que otra vez, estas equivocada.

Saca varias cosas de la heladera y me pregunta por otras. Me siento inútil, parada aquí sin hacer nada, así que pongo los platos, luego que decido sentarme en la encimera así no le estorbo y me dedico a observar cómo se mueve con soltura y confianza en la cocina.

kl3

No me dejes caer; Escondida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora