DrOp

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Una línea de diappers/pañales quería a Shawn como la imagen de padre ya que iban a grabar una nueva propaganda y querían, necesitaban a un hombre con sonrisa adorable. Cuento corto, Shawn cumplía con todos los parámetros.

Cualquiera pensaría que estar con cinco bebés adorables, iba a ser fácil. Eran tres hombres y dos mujeres. Los "papás" estaban como relacionándose con sus "bebés". Shawn estaba que lanzaba al bebé a la basura. Le metía la mano en la boca, le halaba el pelo, se trepaba y aún no grababan nada.

— Bebé... Deja de tirarme el pelo. Okay, puedes tirármelo pero no tan fuerte. No, no. ¡No! Digo... Lo siento...–y así estaba todo el rato.

— Shawn, debes darle el biberón al bebé.

«No sirvo para esto...»

— Okay. –le dieron el babero y la mamadera. Lo único que le causó ternura en estos treinta minutos con el bebé, fue que se quedó quieto mientras tomaba la leche. Persona que pasaba, persona que le decía "¡Te ves adorable!" y él solo agradecía sentado en el sofá de cuero negro.

Hasta cierto punto, era adorable ver a alguien tan grande de altura y fuerte, con un bebé.

Miraba a los demás y se les hacía tan fácil controlarlos que se cuestionó si el problema era él mismo y que siendo padre, iba a ser un epic fail.

Casi una hora con el bebé y le había agarrado algo de cariño. Jugaron con las cositas que le ponían. Juguetes, una goma rara para que muerda. Ahí veían a Shawn dándole su celular para explicarle como sacar fotos y, lo peor de todo, es que el bebé le miraba como si entendiera y volvía a presionar la pantalla sin control. Ya ni le molestaba, le daba risa.

Agarró a Emiliano, así se llamaba el bebé, y lo puso en el suelo para que "caminara". Se sentía como padre orgulloso hasta que se cayó y se le paralizó todo. Rápidamente lo tomó en brazos y le tocó hacer de padre consolador.

— Ya, bebé. No llores más. Solo fue una pequeñita caída. Shhh...–le decía mientras lo iba meciendo ligeramente. Poco a poco, se le fueron cerrando los ojitos.

Y poco a poco, fueron saliendo las cámaras.

La vergüenza que sentía no tenía precio.

Era una cámara oculta.

SHAWN's IMAGINESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora