Capítulo 7

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 Unos ojos grises lograron captar la atención de varias personas. Cualquiera se giraría para observarlo mientras caminaba, como si todo cuanto estuviese a su alrededor le perteneciese. Era como ver a un modelo pasear por una pasarela, pero de forma profundamente enigmática, casi atrayente. Su masculinidad y su olor mezclados con todo lo que podía ofrecer al sentido de la vista le hacían llamar la atención sin pretenderlo. David siguió caminando, ajeno a todas esas miradas que se volvían a su paso.

Sus pasos eran decididos, con esa clase de decisión que solo tienen las personas que saben exactamente dónde van. Sus labios formaron una sonrisa durante una fracción de segundo. Y fue más que suficiente para que cualquier persona que lo viese se quedase aún mas tiempo mirándolo. Tenía claro donde iba, y disfrutaba el camino, no porque le gustase la idea de ver a un hombre poderoso para tratar con él, ni mucho menos porque le asustase la idea de llevar a cabo su plan, simplemente, disfrutaba del camino porque cada paso que daba le llevaba a estar aún más cerca de Verónica. Tenía claro que iba a volver a verla. Aún no sabía cómo, pero necesitaba volver a verla. Aunque su padre tuviese a varios policías vigilándolo, y él se hiciese el tonto. Los sentía tras él, esperando pillarlo en algún momento haciendo algo que no debía para detenerlo. Ilusos, si supiesen que él hacía lo que quería con ellos a su antojo. Siempre iba por un paso por delante de todos, tal vez más de uno. Tal vez fuesen dos o tres pasos de mas. David se metió un chicle en la boca y tiró el papel en la papelera mas cercana. Los notó tensarse al ver como hizo el amago de tirarlo en el suelo, pero con un movimiento rápido encestó el papel hecho una pequeña bola en la papelera. Le resultaba demasiado divertido. A una parte de él le ponía el límite. El peligro. Eso, al fin y al cabo, era a lo que estaba acostumbrado.

Se había entretenido esa misma mañana distrayéndolos para poder ver a Verónica. Le había pagado doscientos euros a un chaval que tenía una forma física parecida a la suya para que entrase con él en un baño y se pusiese las mismas ropas que él llevaba. En seguida había hecho lo mismo con otro, y con otro. Nadie decía nada cuando se trataba de dinero fácil. Recordó que tan sólo uno pregunto.

-¿Por qué quieres hacer eso?

David le sonrió con seguridad y le ofreció otro billete de cien. Fue mas que suficiente para cerrarle la boca el chico, pero aún así, le contestó de forma desdeñosa.

-La diversión no debería de tener precio.

Por lo tanto, salieron tres personas de ese cuarto de baño vestidos de igual forma que él, con las ropas que él mismo había metido por triplicado esa misma mañana en la mochila que dejó en el cuarto del baño, al mismo tiempo que él salía por la ventana con otra vestimenta totalmente distinta. Luchó contra sus ganas de divertirse viendo como de descuadrados se quedarían los policías de paisano al descubrir que ninguno de ellos era él, pero sus ganas de ver a Verónica podían más que cualquier otra cosa.

Habían pasado varias horas desde entonces, y caminaba en círculos reconociendo el terreno y volviendo locos a los policías, que bajo ningún concepto debían de delatar su posición. Cualquiera que se cruzase con David vería a alguien poderoso divirtiéndose con su poder. Tejiendo hilos mentalmente y mordiéndose unos carnosos labios de placer. Aunque hubiese cambiado todo lo que tenía por poder estar sentado tranquilamente con Verónica. Jamás la había llevado al cine. Ese podría ser un buen plan. Se sentía algo extraño, como si su relación con ella se hubiese hecho más y más fuerte al mantener el contacto que ambos habían mantenido en el baño. Tener sexo con ella fue como hacerlo por primera vez. Se sintió a si mismo de una forma en la que jamás había sido capaz, y cada fibra de su piel disfrutó de aquella chica como nunca antes lo había hecho. Sabía que ella merecía algo mucho mejor que todo aquello, que toda esa mierda y todo ese fango que manchaba y dejaba sin aliento, y eso sería lo que tendría. Algún día, iba a lograr escapar de todo eso, y a cada paso que daba, estaba más y más cerca.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora