Capítulo 15

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Verónica estaba nerviosa. Eran las cinco de la tarde y estaba esperando que viniese ese chico misterioso que Paloma había elegido para que fuese su novio. Sonaba tan subrealista. Se sentó a esperar en el único salón que tenía aquella casa, al lado de su padre, de su madre, y de su hermano Víctor que jugaba a un videojuego de Pokemon. Llevaba un traje negro que caía suelto un poco mas alto de las rodillas, medias negras, botas también negras con un poco de plataforma, y un abrigo que mezclaba el color gris con el negro sutilmente. Se había planchado el flequillo y había alisado aún más su cabello. Se había rociado con una fragancia ligera y que olía muy bien y se mordía las uñas, impaciente.

Su padre la escrutó con la mirada. Tan sólo había hablado con su madre de que quería salir esa tarde. Poco tiempo. Unas tres horas como muchísimo. No obstante, su padre no sabía absolutamente nada de todo aquello.

-¿Te crees que vas a alguna parte?

Verónica se levantó del sofá y se encaró a él, poniendo cara de niña buena.

-He quedado con mi novio, papá.

La chica vio como su madre se levantaba y se acercaba a ella, dándole su apoyo. Verónica se emocionó y no pudo evitar sonreírle.

-De eso nada. ¿Qué parte de estamos en un programa de protección por culpa de ese chico no entiendes?

Verónica se irguió. Su padre se lo había puesto sumamente fácil.

-Oh por favor papá, pero que anticuado eres. He quedado con mi nuevo novio.

Su madre sonrió a su lado, como si le hiciese la mas feliz del mundo el hecho de que su hija ya no saliese con la que ella consideraba un criminal.

-Tiene mi permiso para salir un rato.

Victoriosa, Verónica observó a su padre. Él no contradeciría a su madre en una decisión sobre sus hijos delante de sus hijos.

-¿Podemos hablar?

Pedro se levantó del sofá y se dirigió a su habitación. Violeta le dirigió una mirada de soslayo a su hija, con esa clase de mirada que quiere decir algo como "no te preocupes, yo me encargo".

Verónica la miró agradecida y se sentó de nuevo en el sofá con su hermano Víctor. Escuchó como su madre cerraba la puerta tras ella. Sus padres deberían de estar hablando sumamente bajo para que sus voces no atravesasen las finas paredes. Verónica dejó caer la cabeza en los brazos y miró el videojuego del chico. Estaba luchando contra otro pokemon de otro entrenador. A Verónica casi le dio un infarto al ver el nombre de David en la pantalla de aquella máquina.

Curiosa, se acercó aún más a su hermano.

-¿Cómo va ese videojuego? ¿Eliges tú el nombre de los rivales?

Víctor no apartó la mirada de la pelea ficticia.

-Sólo a ese.

Verónica asintió con la cabeza y apretó los labios.

-¿Y por qué le has puesto ese nombre a tu rival?

Víctor se encogió de hombros, pero su postura corporal era abierta. Seguía mirando al frente y sus pies caían despreocupados en el sofá, así que Verónica insistió un poco mas.

-Venga, cuéntamelo. Será nuestro secreto.

El niño pareció pensárselo, y el hecho de que hubiese ganado el combate pokemon le hizo estar de buen humor.

-Te oí decirlo en sueños.

Verónica entreabrió los labios y apretó la tela de su vestido con ambas manos.

-¿Y por eso lo has llamado David?-le susurró.

Víctor asintió con la cabeza, y siguió avanzando entre la vegetación del videojuego.

-¿Sabes quien es David?

Víctor se alejó un poco de ella, y Verónica cambió radicalmente de tema para que no rehusara de hablar con ella.

-¿Cómo se llama tu pokemon favorito?

-Greninja.

Claro, mi amigo de toda la vida, Greninja, pensó ella divertida. Verónica lo atrajo hacia sí y lo dejó quedarse sobre su pecho mientras le pasaba una mano por el hombro. Victor se dejó llevar y se mojó los labios cuando capturó un pokemon.

-David es tu novio.

Verónica sabía que él mismo seguiría con la conversación, y no pudo evitar morderse el labio cuando el pequeño lo hizo, aún sumido en aquel mundo imaginario.

-Y sabes que eso no lo convierte en tu rival, ¿verdad?

Víctor guardó partida y miró a su hermana.

-No quiero que te vayas con él.

Verónica le puso ambas manos en la cara, y empezó a acariciarsela con suavidad.

-Aunque algún día me vaya con él, quiero que sepas que eso no significa que me olvide de ti, o que te quiera menos. Nada ni nadie puede ocupar el lugar que tu ocupas en mi corazón. ¿Lo entiendes verdad?

El niño se quedó serio.

-¿Y si él lo ocupa y no te das cuenta?

Verónica lo atrajo hacia sí de nuevo y le dio un beso en la frente.

-Eso es imposible. Tu eres capaz de querer a mamá, a papá y a mi, ¿cierto?

El niño asintió con la cabeza.

-Pues yo soy capaz de quererte a ti, mucho mucho mucho pero que mucho, pero que muchísimo, y también soy capaz de querer a otras personas, de manera distinta, nunca igual, pero no porque quiera a otra persona va a peligrar todo lo que te quiero. ¿Entiendes lo que quiero decirte?

Víctor ladeó la cabeza.

-¿Qué es peligrar?

-Peligrar es que algo esté en peligro.

-¡Ahh!- exclamó.- Creo que lo entiendo.

El chico la abrazó y le dio un beso en la mejilla. Verónica le sonrió y escuchó como sus padres abrían la puerta. Por la cara de malas pulgas de su padre pudo deducir que su madre había ganado aquella discusión. Verónica no pudo evitar dibujar una tímida sonrisa que se acentuó al ver el brillo de satisfacción en el rostro de su madre. Aunque se sentía algo mal por mentirles, y por no tener ni la mas remota idea de quien era aquel chico misterioso que Paloma había decidido convertir en su novio de mentira. El timbre sonó justo en ese momento.

¿Os ha gustado el maratón? Muchas gracias por leer y muchos besos.

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CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora