El tacto de una tela fría la hizo soltar una suave exclamación ahogada. ¡David estaba vistiéndola! Ella se obligó a si misma a seguir respirando al tiempo que volvía a escuchar su voz.
-¿Sabes ojos azules? Si me hubiesen preguntado hace tiempo cómo imaginaba mi vida en un futuro habría respondido que dirigiendo la banda de Maek, o creando la mía propia.
Ella entreabrió los labios mientras sentía como él le subía la cremallera, cauteloso.
-¿Qué responderías ahora mismo?
El se mantuvo en silencio y giró a Verónica, encarándola con él a pesar de que aún ella no podía ver nada. David la contempló, y había un brillo de angustia en sus ojos, como si se estuviese dando cuenta en aquel momento de lo enamorado que estaba de ella. Hasta el fondo.
-Ahora mismo respondería que no me quiero imaginar un futuro sin ti.
Verónica sintió como le daba un ataque al corazón. Todo lo que él le decía era tan correcto y tan sincero que ella sentía que no merecía nada de aquello. Y mucho menos después de lo que había hecho con Rubén. Tenía que contárselo. Abrió la boca para prepararlo para lo que tenía que decirle, cuando volvió a escuchar su voz, esta vez de nuevo autoritaria.
-Quítate la venda.
Verónica dudó unos instantes, lo estaba escuchando retroceder. Con algo de torpeza, se quitó la venda deshaciendo el nudo que David le había hecho, quien esperó paciente a que ella se lo quitase y trató de ocultar otra sonrisa al verla tardar tanto. Tengo que enseñarla a deshacer nudos mas rapidamente. Tengo que enseñarle tantas cosas y ella tiene que enseñarmelas a mí...pensó él.
Tras exasperarse al hacerlo, Verónica volvió a ver, y lo que David le tenía preparado la dejó sin habla. No, mas bien fue David quien la dejó allí, plantada en el sitio sin que le salieran las palabras. Nunca. Jamás. Nunca en la vida. Nunca en toda su vida completa. Nunca había visto a un hombre tan atractivo y tan guapo como lo estaba David en aquel momento. Llevaba un traje de hombre en negro, con un pantalón y una chaqueta a juego. Una camisa blanca y una corbata.
Describirlo así es no hacer honor a lo guapísimo que iba. El negro le quedaba bien en su piel, y su cabello...se lo había peinado con las manos pero a Verónica le parecía el pelo mas bonito del mundo, en la cabeza del hombre mas atractivo y guapo del mundo, sobre el cuerpo del hombre mas sensual del mundo. Llevaba unos zapatos elegantes y negros, y tenía los pies colocados de tal forma que parecía que estaba posando para una revista. Joder. Verónica tardó en percatarse de que tenía algo sobre sus manos. Parpadeó varias veces al verlo. ¿Cómo su campo de visión había podido pasar aquello por alto? Entre sus manos tenía un gran cartel en blanco, y con su perfecta y alargada caligrafía, había escrito una frase en ella.
¿Me harías el hombre más feliz del mundo? Tú y yo, y una cena romántica esta noche.
¡La estaba invitando a cenar! Y que forma de hacerlo...Joder David. Verónica estaba fuera de si, tanto que tardó unos instantes en ser capaz de que su cerebro le mandase las señales adecuadas a su cuerpo para que reaccionase y se lanzase a sus brazos. David soltó el cartel al verle las intenciones y la abrazó, refugiándola en sus fornidos brazos y haciendo que todo su aroma natural y atrayente fluyese por todas partes.
-¿Eso es un sí?
Ella no tardó nada en responder.
-¡Pues claro que lo es!
Una cena con David. ¿Cómo iba a decir que no a aquello? Ni el disparar, o el tomar clases de defensa personal con él, o el aprender a abrir puertas...nada, nada de eso la había hecho tan feliz como aquel momento. Por fin iban a hacer algo que podría hacer una persona normal. ¡Por fin! La chica había recordado mentalmente demasiadas veces lo que ocurrió después de que él la salvase del guardia de seguridad del centro comercial. Cuando fueron a cenar juntos a aquel restaurante, ella se sintió bien, feliz y tranquila, y había deseado volver a sentirse así con él, como una pareja normal, durante mucho tiempo.
No fue hasta que él no se le quedó mirando hacia abajo que ella se dio cuenta de que llevaba un hermoso vestido en dorado.
-Llamarte preciosa sería un insulto.
Ella negó con la cabeza al verse, sin poder creerselo. Tenia los pies descalzos, y elevó la cabeza hacia David al darse cuenta de ello. Por su parte, él volvió a la mochila negra y sacó unos zapatos en negro con un poco de tacón.
-No quiero que te duelan los pies, pero tampoco que no te sientas bien vestida, así que elegí estos.-dijo despreocupadamente, como si tener el detalle de elegir unos zapatos con poco tacón fuese lo más normal del mundo.
Verónica se le quedó mirando embelesada y el brillo que había en sus ojos indicó a David que algo iba mal.
-Esto es demasiado.-dijo ella.
David le acarició la mano.
-No lo es. No para ti.-le respondió él.- Por favor, déjame hacer esta noche aún mas radiante de lo que lo estás tú.
Ella sintió de nuevo esa punzada de culpabilidad en el pecho, pero al distinguir en los ojos de David angustia, sacó fuerzas para sonreírle y hacerle ver que todo estaba bien.
-Está bien.-le respondió buscando su cuerpo.- Muchísimas gracias. Vamos, llévame a cenar ojos grises.
¿Os gustaron? Mil gracias por leer y un abrazo enorme! Espero que tengáis un buen día! Besos!
Ig: anara vermon
Fb: anara vermon libros
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CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)
Novela JuvenilHISTORIA COMPLETA. Segunda parte de la saga ciudades y de #ciudaddeniebla antes #porsufuego. #1 en novela juvenil: 22/07/18-31/10/19 #1 en peligro: 3/8/18 #1 en amor juvenil: 8/8/18 #1 en misterio 26/11/18 #3 en aventura 12/09/18 David ya está de...