Capítulo 36

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Salió de la sala del cine y la buscó por el gran pasillo de entrada, pero ella ya no estaba allí. Corrió hacia la puerta y siguió corriendo por el mismo camino por el que habían llegado al cine. La vio de lejos. La tela de su camisa ancha ondeaba tras ella, y caminaba sumamente deprisa. Su cabello se movía con el viento y a cada paso que daba era como si a Rubén le pegasen una patada mas profunda en el estómago. Se estaba alejando de él.

No se lo pensó dos veces y salió corriendo tras ella.

-¡Verónica!

La chica lo ignoró, porque Rubén estaba totalmente seguro de que lo había oído.

-¡Para, por favor!-le imploró cuando llegó a su lado, pero ella ni tan siquiera lo miraba.-

Su mente tan sólo estaba en David, en cómo diablos iba a explicarle aquello. Aunque no hubiese pasado nada, era como si hubiese hecho con otro chico lo que deseaba hacer con él, y lo peor de todo, había sido que se sentía engañada, y jamás pensó poder sentirse así cuando se trataba de Rubén.

-Vero...

El chico seguía rogándole y ella simplemente se detuvo de golpe. Tan rápido que Rubén casi se choca contra ella.

-¿Por qué me has dicho que mis amigas iban a venir? ¿Querías estar solo conmigo? ¡Era por eso, ¿verdad?! -Verónica trató de calmarse. Aquello no era justo para Rubén ni para ella.

Rubén se armó de valor, miró al cielo nocturno y se atrevió a enfrentarse a ella.

-Sí, era porque quería...necesitaba...-enfatizó.- Necesitaba estar contigo Verónica.

Ella no se esperaba que Rubén le dijese eso. Dio un paso hacia atrás, separándose de él. Sabía todo lo que al chico le costaba abrirse a ella, y quería evitarle el sufrimiento de seguir pasándolo mal.

-Rubén...yo...-cogió aire.- Me doy cuenta de como me miras Rubén...y...lo siento...eres un chico increíble, genial, leal, bueno...pero yo no...no puedo mirarte de la misma forma en la que tú lo haces.

Él miró al suelo y se mordió los labios. Aquello no debería de estar pasando. Verónica sintió una punzada de pena en el pecho. Le había hecho daño, y odió hacerlo sentir así, pero no podían retrasar esa conversación más tiempo.

-Eso no lo sabes.-dijo él.

Su voz era quebradiza, y a Verónica le pareció que de un momento a otro el chico podía venirse abajo.

-Tú fuiste la que me dijiste que podía conseguir todo lo que me propusiese, ¿lo recuerdas? Pues voy a hacer todo lo posible para que te olvides de él.-sentenció Rubén, ganando seguridad a cada palabra que decía.- Voy a marcarme como objetivo ganarme tu corazón. Conmigo...conmigo...todo será mas fácil. No vas a jugarte la vida a diario. No vas a sospechar de que la persona que esté en frente de ti pueda matarte, o matar a tu padre.

-Cállate por favor.-le pidió ella, preguntándose como podía saber él todo eso-.

Rubén no lo hizo, siguió representando en voz alta todos sus miedos.

-No vas a tener miedo de que me muera cuando no estoy contigo. Ni de que te secuestren o te hagan cosas horribles. No vas a tener que ocultarte para ir al cine conmigo, ni para ir a cenar, ni tampoco estoy atado a ninguna mafia para que no podamos ir de viaje juntos. Podemos...podríamos recorrer todo el mundo juntos...

Verónica negó con la cabeza y se sintió como la peor persona del mundo. Una parte de ella se empezó a cuestionar a sí misma sobre su relación con David porque Rubén estaba reflejando todos sus miedos y lanzándoselos a la cara sin piedad. Agarrándose a lo único que el chico sabía que podía hacer efecto, prosiguió hablándole, tratando de convencerla para que dejase a David de una vez.

-Piensa en Víctor, Verónica. ¡Yo jamás te obligaría a separarte de él! Ni lo pondría en peligro. Cuidaría de él igual que lo haces tú. No te obligaría a dejar de verlo crecer, ni a arriesgarte a que él se olvide de ti porque tengas que alejarte de él.

Verónica se llevó una mano al corazón, asustada.

-¡David no hará eso jamás!

-¿Y Cobra? ¿Crees que no te separará de Víctor? ¡Si sigues con él, no volverás a verlo, no lo verás crecer, y puede incluso que maten y torturen a tu hermano! ¡O que le quiten sus órganos y los vendan en alguna parte! ¡No sabes nada de todo lo que puede pasarle!

Aquello último le traspasó el corazón. La imagen de su hermano le nubló el sentido. No podía separarse de Víctor. Tan sólo el hecho de pensarlo le hizo demasiado daño. Mucho menos podía llegar a imaginar nada de lo que Rubén le estaba diciendo. Imaginarse a su hermano en manos de personas malas y haciendole daño...se le encogió el corazón dolorosamente y la dejó completamente aterrada. Ella ni tan siquiera se había planteado la posibilidad de que le hiciesen daño a su hermano. Era un niño, los niños deberían de ser sagrados para todo el mundo. Era su niño. Su hermano. Su Víctor. Su alegría y su escudo.

Rubén no le dio tiempo a responder a lo que acababa de decir, y simplemente la besó.

Verónica se resistió al tiempo que la lluvia comenzaba a caer y a mojarlos a ambos. Trató de alejarse de él, pero Rubén la tenía agarrada tan fuerte que era incapaz de moverse, y su mente estaba tan nublada que era incapaz de sacar fuerzas. El momento de debilidad en el que Rubén la había sumergido, al contarle todo lo que ella deseaba hacer con David y que no sabía si algún día lo lograrían...el tener la continua preocupación de que pudiese estar muerto en cualquier momento...todo aquello sumado a lo que acababa de decirle de una de las personas mas importantes de su vida...simplemente hizo que dejase de moverse y de reprimirse cuando Rubén trató de abrirse paso entre sus labios con su lengua. Verónica contuvo el aliento y se quedó quieta. Rubén le ofrecía una posibilidad totalmente distinta a estar con David, y la parte mas dañada de ella por la relación, por el miedo, por la incertidumbre, y sobre todo por todo lo que acababa de decir de su hermano se vio tanteando la propuesta totalmente en shock.

El chico dejó de agarrarla con tanta fuerza y ella aprovechó para alejarse de sus labios y de su cuerpo. El beso había sido cálido, casi dulce y temeroso. Corto, pero importante. Al menos para él.

Rubén la observó, y Verónica pudo ver como había miedo en su rostro. Miedo a su reacción. Miedo a todo. Tal vez el mismo miedo que ella tenía en aquel momento, pero a diferencia de él, ella tenía el corazón de Rubén en la mano, y de ella dependía tirarlo o tomarlo.

-Tengo...tengo que irme...por favor...no...-la voz se le quebró.- No vuelvas a decirme nunca... jamás... nunca, nunca, nada de lo que acabas de decirme. Ni mucho menos vuelvas besarme Ruben. Tengo pareja, y... lo quiero con toda mi alma...esto no...no...

El chico asintió con la cabeza y se acercó a ella, tratando de abrazarla. Verónica estaba fuera de si y se sentía rota por dentro en aquel momento. Era como si todo aquello no estuviese pasando realmente, como si nada hubiese pasado. Pero lo había hecho. Rubén la había besado, y ella, en algún momento había dejado de resistirse. No había ninguna excusa para justificar ese beso...no había nada que pudiese decirle a David que supiese que no le haría un daño abismal. Él la había besado, y ella había aceptado el beso, aunque fuese unos segundos en los que se quedó totalmente paralizada. Sintió como todo el mundo se le caía encima. Como si le partiesen las entrañas en dos y le quitasen todo el oxígeno de golpe. No había nadie mirando a quien engañar, no había nadie, absolutamente nadie, con quien tuviesen que mantener la falsa de la relación entre ella y Rubén, y a pesar de eso...lo había dejado recorrerla con su lengua por unos instantes.

Verónica comenzó a llorar sin poder evitarlo. ¿Qué demonios acababa de hacer? 

Hola de nuevo. Mejor en este capítulo no pregunto si os ha gustado porque creo que se la respuesta. En cuanto que pueda sigo actualizando, y miedito me da...jaja un abrazo enorme y gracias por leer. Que tengáis una buena semana!!

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