Capítulo 74

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Cuando el hombre dejó de cachearlo y trató de tirar su querida arma al suelo, David se lo impidió agarrándole la mano con fuerza. Cogió su propia arma, y fue él mismo quien la lanzó al suelo, mostrando que no tenía nada que temer a ninguno de los hombres que estaban allí y que era mas poderoso que ellos incluso sin armas.

Dándose cuenta de eso y viendo por qué el chico era peligroso y se había ganado el respeto de muchos peces gordos, Relf y los cuatro hombres que lo franqueaban siguieron a David mientras este abría el maletero. Los demás se quedaron en guardia y apuntando a David con sus armas, como si el único peligroso en aquel lugar fuese él, ignorando a Marco.

Ninguno de los hombres reparó en las otras tres personas que había subidas en ese vehículo debido a la oscuridad y a que se habían agachado al paso de esos hombres, tirando también a Alex al suelo del coche.

-Necesito ver el dinero antes de enseñarte la mercancía.-dijo David, volviéndose hacia aquellos hombres a los que les había dado la espalda desconfiado y alerta.

Relf hizo un movimiento con la mano y uno de los hombres que estaba apuntando a David desapareció durante unos instantes. David escuchó como las puertas de un coche se abrían y cómo se cerraban acto seguido. Tanto él como Marco vieron al hombre acercarse con un maletín en negro.

Relf se lo entregó a David y este se lo dio a Marco. No tenía la menor intención de apartar la vista de ninguno de esos hombres. El chico rubio contó el dinero con rapidez y asintió hacia David. Veinticinco mil euros en una bolsa por unas cincuenta armas. Habían hecho un buen trato. Sin apartar la mirada de aquellos hombres, el chico abrió el maletero del coche. David pudo apreciar la mirada de satisfacción de Relf al ver las armas. Había al menos unas cincuenta armas de todo tipo metido en aquel amplio maletero.

-Esperaba una mejor presentación.-afirmó Relf con algo de sorna.

David le dedicó una media sonrisa.

-Cumplimos con el trato, de adornar que se encarguen los débiles.-le respondió de nuevo sin creer lo que decía pero tratando de mostrar que era alguien a quien había que respetar.

Cogiendo aire y sabiendo qué era lo que tenía que hacer a continuación, siguió hablando aparentando que no le prestaba demasiada atención a Relf mientras sus hombres cogían las armas.

-¿Para que queréis estas armas de contrabando? -David se encogió de hombros otra vez despreocupado.- Me veo obligado a preguntar, no vaya a ser que se vuelvan en contra de Maek a la larga.

David jamás habría usado la palabra contrabando en una situación como aquella. Jamás de los jamases. Era una palabra prohibida para él, pero en esa ocasión, la usó. Buscaba algo, y lo hizo de tal forma que ni tan siquiera Relf se dio cuenta.

-Para lo que vayamos a usarlas no te incumbe muchacho.-Relf parecía molesto por la pregunta de David, pero al mismo tiempo, estaba satisfecho por lo que habían conseguido.- Volveremos a vernos, Cobra.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora