CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)

Capítulo extra 2.3

-Tengo mis propias ideas sobre la sociedad y el amor que las personas no suelen compartir.

Jota alejó su mano de su rostro, y esa parte de la piel de la joven se sintió sumamente fría de golpe, como si su mano hiciese reaccionar a todos los poros de su mejilla.

-¿Qué es lo que piensas del amor?

Ella puso los ojos en blanco.

-¿Estás seguro de que quieres inmiscuirte en ese tipo de conversación conmigo?

Jota volvió a reír.

-Creo que en ese caso seré yo quien me esté metiendo en la boca del lobo.-sonrió.-

Eva ladeó la cabeza, divertida.

-¿Ahora soy yo la loba?

-Creo que nadie me parecería más peligrosa que tú enfadada.-bromeó él.- Yo podría ser caperucita, mi pelo podría valer como la caperuza roja que siempre lleva.

Eva rio. Aquello era absurdo, pero le hizo gracia por la forma en la que él lo dijo. Jota hablaba muy pero que muy bien, pero su voz siempre estaba cargada de energía y de buenas vibraciones. Y hablaba con una soltura que le hacía caer bien a la gran mayoría de las personas.

-¿Puedo preguntar de dónde eres?

Jota dudó unos instantes.

-Creo que ya lo has hecho.

Eva trató de volver a hablar, pero Jota fue mas rápido.

-Soy de Andalucía, pero no voy a decirte de dónde.

Eva puso los ojos en blanco.

-Una caperucita andaluza, ¿qué me queda ya por ver?-bromeó Eva tapándose la cara con una mano.

Jota rio y entre risas le contestó.

-Es una caperucita un poco tonta. Fíjate que ha ido a casa del lobo expresamente a buscarlo, sin importarle que el lobo quiera hacerle daño.

Eva le sonrió.

- Que caperucita tan tonta.

- Que lobo tan poco simpático.-bromeó él metiéndose las manos de nuevo en los bolsillos con una gran sonrisa en su rostro.

Cuando Eva paró de reír se quedó sin saber que preguntarle. Era como si con él en aquel momento no tuviese preguntas. A su lado Jota la observaba mitad pensativo y mitad distraído. No esperaba que aquella chica tan gruñona saliese de su habitación al verlo. Ni mucho menos esperaba que fuese divertida y le siguiese las bromas. Cuando le dijo que iba a bajar el chico no había podido evitar ponerse en guardia, como si esperase que saliese con un bate de béisbol con intención de pegarle o algo así. La mera idea de imaginársela en aquella situación le hizo esbozar una sonrisa aún más amplia. La voz de ella hizo que aquella imagen mental desapareciera.

-Esta es la primera vez que vienes, ¿verdad?

Jota asintió y ambos se quedaron en silencio de nuevo, pero no era un silencio incómodo en absoluto.

-Puedo hacerme una idea de lo que piensas del amor.

Ella negó con la cabeza, por supuesto que no creía que él lo supiese.

-No creo en el amor. Al menos no igual que la mayoría de las personas lo hacen.

Jota la miró, desgarbado y con seguridad en si mismo.

-¿En qué crees entonces?

Eva sonrió, como si supiese que lo que iba a decirle no iba a gustarle.

-¿En qué crees tú?- le inquirió ella, respondiendo con otra pregunta.

-¿Sinceramente?

Eva asintió y lo miró con un destello de curiosidad en sus ojos.

-Creo en la ciencia...y en los libros. Son algo que ya está escrito, con un principio, un final, y en su mayoría buenas historias. Además, es una forma increíble de que personas ya muertas se comuniquen contigo a través de sus palabras. Tampoco creo en el amor ciego que tratan de vendernos. Al menos no al cien por cien. Quizás en un noventa por ciento.-sonrió.

Eva se quedó tan quieta durante tantos segundos que Jota no supo cómo reaccionar. A él aquellos segundos le parecieron minutos, al menos hasta que ella comenzó a reír suavemente asimilando lo que él acababa de decir.

-Yo también creo en los libros. Son magia.

Jota también rio al escuchar su risa.

-Sigo sin imaginarte leyendo. Tienes aspecto de que lo más rectangular que has cogido en tu vida es una caja de pizza.-prosiguió Eva.

Jota reprimió una carcajada. Luego la miró, medio molesto medio divertido, y de pronto mas cómodo que ambas cosas juntas. Tal vez sea eso, encontrar alguien que te haga sentir cómodo en tu piel. Jota se puso serio y siguió hablando, pero antes de eso le indicó con una mano que mirase el cielo. Aquella noche no había luna, al menos, las nubes dispersas no dejaban rastro de ella, pero sí que había algunas estrellas que se podían ver en él a pesar de estar en el centro de Neone. Eva se sintió muy pequeña de pronto al observar ese brillo frío que desprendían, frío y lejano, casi intangible. A su lado, a Jota le pasó exactamente lo mismo.

-Yo pienso que el amor propio es el primero. Si no te quieres a ti mismo no vas a ser capaz de querer a otras personas como se merecen realmente que lo hagas. Si decides dar tu amor a alguien o si te enamoras perdidamente de alguien, creo que has de hacerlo bien, tratando de no hacer daño-prosiguió él, acercándose un poco a ella.-

-Yo directamente no creo en el amor mas allá de lazos de sangre. Todo lo demás es pasajero.-respondió ella.

-Puede ser. Supongo que hay pocas personas que son tan afortunadas de vivir una historia de amor de las de verdad, pero lo pasajero no siempre es malo. Hay historias pasajeras que enseñan cómo vivir, y me refiero a disfrutar de cosas que de otra manera no habrías aprendido.

Eva se sorprendió a si misma acortando las distancias entre ambos cuando él se acercó aún un poco mas. Seguían dejados de caer en el tronco del árbol, algo húmedo y mágico como la madre naturaleza.

Estaban a escasos centímetros el uno del otro, y ninguno de los dos podría negar en aquel momento que había algo flotando entre ambos, una especie de química que nunca antes habían podido sentir.

-Creo que es la primera vez que estoy de acuerdo con alguien en eso.-y repitió las palabras del joven.- El amor propio es el primero, y si alguien te quiere no te hace renunciar a él.

Jota sonrió y colocó su frente cerca de la de Eva.

-Entonces, déjame hacer que te quieras aún más.-le sonrió con la mirada, al tiempo que hacía chocar sus labios contra los de ella.

¿Os gustaron? Un abrazo grandísimo y gracias de nuevo por leerme. Besos y que tengáis una semana genial!!!

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