CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)

Capítulo 13

Paloma sonrió.

-Porque le caí bien. A él y los que trabajaban para él. Lo que me pasó con mi padre me hizo ser desconfiada con todo el mundo, y mucho más cuando aún sufría esos abusos. No confiaba en nadie, y algo en mi me dijo que David pertenecía a algo demasiado grande como para querer involucrarme. Lo conocí, y cuando le conté mis sospechas de que él trabajaba para algún traficante me apuntó con una pistola. Estaba dispuesto a matarme o a forzarme a ir con él, pero ¿sabes que fue lo que hizo que bajase el arma?

Verónica la miraba con expectación. Conocía esa parte de David, y también sabía que Maek lo había forzado a ello y que era un mero títere en todo aquello.

-Le dije que lo ayudaría a captar a chicas. Que él no tendría que verse involucrado en las captaciones y que yo me encargaría de ellas. Nadie puede ser sacado de la mafia, pero si reemplazado, aunque muchas veces ese reemplazo acabe con la muerte como testigo. -hizo otra pausa.- Así que, le conté lo que me hacía mi padre por las noches. Todaslasnoches.-añadió muy deprisa.- y le dije que captaría a tres o cuatro chicas en un mes y que a cambio él haría que alguien matase a mi padre. Odié la idea de lastimar la vida de otras cuatro mujeres, pero ahí tenía la única alternativa que creía viable para salir de mi propio infierno y para que él me dejase en paz. - tomó aire.- Fue como si se compadeciese de mi. Y odié esa sensación. No quería volver a dar pena nunca mas a nadie. Y algo me decía, que ni a mi me gustaba mi situación, ni a él la suya. Siempre he sido capaz de ver cuando una persona está cómoda o no en un momento determinado. Yo supe que él siempre estaba incómodo conmigo desde el primer segundo en el que nos presentamos. Aunque tratase de ocultarlo en una enorme seguridad. No le gustaba lo que hacia, por eso supe decirle que sabía que él tampoco quería hacer lo que hacía. Luego me dijo que volveríamos a vernos al día siguiente, y que tenía que hablarlo con su jefe. Al día siguiente volvió a mi, lleno de cardenales, con el labio roto, y con profundos cortes en las manos que estaba segura de que alguien le había hecho con un cuchillo. Él tan sólo me sonrió al darse cuenta de como lo miraba, aterrada, y me dijo que aceptaba el trato. Esa noche fue la primera vez que vi a Maek.

El mero nombre hizo que a Verónica le entrase un escalofrío. El silencio se adueñó del pasillo, aunque de fondo se oía el bullicio de jóvenes en el patio.

-¿Cómo es?

-Un borracho. Rastrero. Manipulador. -se encogió de hombros, y miró a Verónica como si no pudiese esperarse otra cosa de una persona así.- Rubio. Ojos verdes. Piel bronceada. Mejillas siempre rojas por el alcohol. Cuarenta y pocos años. Ni alto ni bajo. Y muy peligroso. Tiene una cara común, pero no es fácil olvidarla.

Cuando Paloma paró de hablar Verónica aún necesitaba unos minutos para asimilar toda aquella información.

-¿Le pediste a David que matase a tu padre?

-Suena muy fuerte. Y créeme que no hay día que no se me venga a la cabeza. Muchísimas veces me he sentido fatal, pero lo que él tenía no era vida, y aunque nadie tenga el derecho de arrebatar una vida, el me quitó gran parte de la mía. Mi madre murió por las palizas que él le daba. Era una cobarde que prefirió quedarse con un maltratador y condenarme a mi a lo mismo. No sólo abusaba de mi. También me pegaba.-hizo otra pausa acallando el resentimiento que sentía como un nudo en la garganta.- Aún tengo cicatrices de cosas que me hizo. Se que ahora me dirás que tal vez mi búsqueda continua de cariño en los hombres viene determinada por la ausencia del cariño que mi padre nunca me dio.-Paloma observó a Verónica, incitándola a hablar.- Pero te equivocas, se que no necesito ni quiero a ningún hombre para ser feliz, y puede que me vuelva loca, tal vez demasiado y muchas veces cuando hablo de chicos guapos, y también acepto que me gustan demasiado los hombres, pero después de no haber podido elegir a mi amante durante la mayor parte de mi vida, quiero disfrutar eligiendo. Eso, y haciendo y diciendo exactamente lo que pienso, aunque se que muchas veces no es lo mas adecuado, pero he estado tantas veces a punto de morir asfixiada por un obeso que no quiero irme al otro mundo sin haber dicho todo lo que tenía que decir, aunque a veces sean chorradas.