Capítulo 39

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La chica trató de hacer ver que sus palabras no le importaban y se sentó en la cama. Respiró con fuerza por la nariz y contó hasta tres mentalmente. Uno. Dos. Cogió un trozo de colcha y la apretó con la mano derecha. Tres. Su madre seguía mirándola con una expresión de pena en el rostro.

-¿Qué mas da mamá? Vosotros jamás lo aprobaréis. Ahora estoy con Rubén.- mintió.

Su madre bajó las defensas cuando Verónica la miró directamente a los ojos. Lo único que quería para ella era que fuese feliz, y que estuviese a salvo. Y ella estaba convencida de que ese chico no podía ofrecerle ninguna de esas dos cosas.

-Se que no quieres a Rubén.

Verónica se cuestionó aquello. No por la seguridad con la que su madre se lo había dicho, sino porque aquella tarde ella misma se había preguntado lo mismo cuando volvía sola y corriendo hacia el piso. Había dejado a Rubén atrás a medio camino de su casa, después de ignorarlo y de huir de él parte del recorrido. Una parte de ella pensó que David nunca se quedaría a medio camino si se trataba de ella, y aquel pensamiento la había hecho sentir aún peor. Él le había dado tanto que se sentía la peor persona sobre la faz de la tierra. Incluso una parte de ella se había planteado si sentía algo por Rubén, buscando algún otro motivo a que lo dejase besarla. No obstante, ella también había descartado aquella opción. No sentía nada por Rubén salvo amistad y agradecimiento, y en ese preciso momento, rabia.

-¿Por qué estás tan segura de que no lo quiero?

Su madre suspiró con pesar y se sentó a su lado en la cama.

-Porque la frase de un clavo saca otro clavo no siempre es cierta. -Violeta se tocó el cabello, pensativa.- Una parte de mi quería creer que de verdad habías olvidado a ese otro chico. Me aferré tanto a esa idea, que te creí ciegamente cuando me dijiste que tenías otro novio. ¡Pero qué tonta he sido! ¡Y qué tonta estás siendo tú!

Verónica la observó y esperó unos segundos antes de responderle. No quería insultarla del mismo modo en que ella la había insultado. En el fondo, casi lograba entender el miedo que sentía su madre al darse cuenta de que no podía protegerla de si misma y de lo que pudiese pasarle. De perfil a su madre se le veían unas pestañas sumamente largas. Le habría encantado heredarlas.

-Necesitaba salir de aquí, y él me dio esa oportunidad.-comentó ella con sinceridad y voz triste.

Era ridículo seguir ocultando aquello. Que todo lo de Rubén había sido una mentira. Aunque una pequeña parte de ella hubiese disfrutado con aquella mentira pensando que era su amigo. Y aunque para él fuese lo más bonito que le había pasado nunca.

-No me gusta ese chico para ti. No trae nada bueno, y no te haces una idea de lo que es capaz de hacerle a chicas como tú.

Verónica le dedicó una sonrisa triste. Su madre seguía con el tema de David, aunque ella tan sólo conociese a Cobra.

-Lo se. Se todo lo que hizo. Se que ha matado, que ha captado, que ha participado en robos, que ha ordenado matar a personas. Lo se. Se todo eso y mucho mas, pero también se que no ha tenido otra elección mamá.

Violeta se levantó y maldijo por lo bajo. Verónica la escuchó farfullar y se mantuvo callada.

-Tu cabeza aún sigue llena de mentiras.-le dijo su madre al cabo de unos segundos.

La desaprobación estaba en su voz y caló hondo en su hija. Violeta salió por la puerta pero antes de dar mas de un paso fuera de la habitación la voz de Verónica la paró.

-¿Tú no serías capaz de matar por mi?

Violeta aún le daba la espalda.

-Siempre hay algo que se puede hacer para no dañar a los demás.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora