Se había hecho tarde. Eran casi las seis de la mañana y el gimnasio abría a las seis y media. Era uno de los que más temprano abría sin lugar a dudas. David abrazó a Verónica con fuerza, como si no quisiese que aquel momento acabase nunca. Hacía ya rato que habían acabado, pero ambos se habían mantenido en ropa interior y abrazados el uno al otro en aquel lugar. Hacía frío fuera, pero David había colocado su chaqueta por encima de la chica, y aunque aún estaba algo mojada, el agua no la calaba y le servía para darle calor. Por su parte, el tenía algo de frío, pero no le importaba en absoluto con tal de estar con la chica.
-Tenemos que irnos Verónica.-dijo de mala gana.-
Ella se movió y colocó su cara justo delante de la suya. Sus ojos azules parecían de un color aún mas increíble a esa distancia. Una leve risa surcó los labios de ella e hizo que David la mirase de forma curiosa.
-¿Qué te hace tanta gracia?
Ella negó con la cabeza y su flequillo se movió al hacerlo. David agarró su cara con suavidad y acarició sus mejillas.
-Era solo un pensamiento que me ha hecho gracia. Eso es todo.-contestó encogiéndose de hombros y apretando los labios con dulzura.
David ladeó la cabeza y se incorporó un poco aún en el suelo.
-Me encantaría escucharlo.
Ella puso los ojos en blanco una fracción de segundo y luego dio por perdida la opción de quedarse esos pensamientos para ella, divertida.
-Tenemos la mala costumbre de acabar tirados por el suelo después de hacer el amor.-bromeó ella.
David rió y Verónica unió su risa a la suya.
-Algún día te haré el amor en una cama, tal y como te mereces.
El chico la miró con intensidad, traspasándola. Ella le dedicó una sonrisa aviesa.
-Y también en la playa, bajo la luz de la luna...y en una casa...encima de una lavadora.
David volvió a reír, bajando absolutamente todas sus defensas ante las ocurrencias de Verónica.
-¿Te das cuenta de que me pides dos polos opuestos? Quieres que te haga el amor de forma romántica bajo la luz de la luna en la arena, pero también sobre una lavadora...-acabó la frase riendo con suavidad y haciendo que sus abdominales se contrajesen al hacerlo. La curva en forma de uve en la que acaba su estómago se tensó, y Verónica sintió ganas de tocar aquella zona al tiempo que asintió elevando las cejas. Tras eso enarcó una ceja, retándolo.
-Espero que estés a la altura de tal tarea.
David no lo aguantó mas y se le echó encima, haciéndole cosquillas y dándole besos.
-Para, para, para.-gritaba divertida ella.
Él hizo lo que le pedía a la séptima vez, y miró el reloj, algo apesadumbrado. Ya no les daba tiempo a ducharse en aquel lugar. El chico se levantó y le tendió una mano caballerosa a Verónica.
-Tenemos que irnos ya. En otra ocasión no me importaría que me viese el dueño del gimnasio pero no quiero exponerte ni que nos relacionen al uno con el otro aún. Solo por si acaso lo de mañana no sale bien.
Verónica se incorporó con ayuda de David y agarró la ropa que el le daba. Comenzó a vestirse mientras sentía que le inundaba la pena. Cuando ella acabó de vestirse David ya había acabado hacía un rato.
-¿Ahora qué? -preguntó ella.- ¿He de volver a esperar a que decidas volver a verme?
David vio como había tristeza en sus ojos y se acercó a ella, abrazándola.
-Por mi estaría contigo a todas horas, pero sabes que tengo un plan entre manos y que trabajo para un proxeneta. He de cumplir con mis obligaciones y eso supone no poder verte todo lo que deseo. -luego le dio un beso en la frente, afable.- Te prometo que te volveré a ver tan pronto como pueda.
Ella asintió mientras suspiraba, y dejó que él le pusiese el chubasquero y que agarrase su mano para dirigirse fuera.
-Tengo una cosa que se me ha olvidado darte.
Ella lo miró expectante. David rebuscó algo en su bolsillo y se lo dio.
-Parece que hoy traes el bolsillo mágico de Doraemon.-comentó ella.
El chico abrió un poco más los ojos y luego sonrió levemente. Le encantaba esa faceta infantil de ella. Esa chica que dormía con pijamas del monstruo de la galleta.
-Algún día cuando las cosas se calmen, yo también veré Doraemon con tu hermano pequeño y contigo.
Ella se tocó el cabello, nerviosa a la vez que ansiosa mientras se imaginaba aquello.
-Si estamos con él no creo que te deje ver otra cosa que no sea Doraemon.-le sonrió ella.
David se encogió de hombros y se llevó una mano a la barbilla, pensativo.
-Ojalá todas las disputas entre personas se limitasen al canal de televisión.-señaló él.
Ambos se mantuvieron en silencio unos instantes, aguantándose la mirada.
-Sería algo precioso.-comentó ella, algo alicaída de pronto por no poder hacer realidad ese pensamiento de una forma inmediata.
David la abrazó al darse cuenta y le besó la mejilla, con ternura.
-Tarde o temprano estaremos juntos de nuevo. Y nadie nos separará. Lo sabes ¿verdad?
Ella posó su mirada azul en el chico, atravesándolo con fuerza.
-Quiero creerlo, de todo corazón.
David se separó un poco de ella y le tendió dos especies de tarjetas. Verónica las agarró y se quedó perpleja. Una era una tarjeta de crédito, y la otra era como un pasaporte con la foto de Verónica, pero en lugar de llamarse Verónica, se llamaba Paulina Ferraro.
-La tarjeta tiene treinta mil euros. No he podido meter mas sin que Maek sospeche, pero si en algún momento tienes que usarla, el código de seguridad es el día que nos conocimos. El pasaporte, es por si acaso mi plan no sale bien.-Verónica notó como David se puso tenso.- Si eso llegase a pasar y tuvieses problemas, quiero que te vayas y empieces de nuevo en otro lado.
Verónica dejó de lado el hecho de que hubiese muerto de amor cuando le dijo que el código de seguridad era el día que se conocieron, y lo miró preocupada, de pronto.
-No puedo dejar a mi familia.
Él frunció los labios.
-Lo sé, también he pensado en eso.-le respondió mientras sacaba otros tres pasaportes con las fotos de su madre, de su padre y de su hermano pequeño.
En ese instante Verónica fue plenamente consciente de la envergadura de lo que iba a hacer David y en donde estaba realmente metida. No solo se había metido a ella misma, también a su hermano pequeño. Un sudor frío recorrió su espina dorsal.
-No se como voy a convencer a mi padre para que nos mudemos otra vez y a un sitio mucho mas lejos que dos ciudades mas al lado y a media hora de camino de Neone.
David abrió la puerta del gimnasio y el aire de la noche los sacudió a ambos.
-Si algo me pasa dudo que tu padre se plantee quedarse. Sabe que Maek cree que está muerto, pero si me matan antes he podido hablar, y aunque yo jamás hablaría de nada que te pusiese en peligro, tu padre creería que sí y os iríais de aquí. Lejos, muy lejos.
Al unísono salieron de aquel gimnasio y David cerró con llave. El sonido metálico de la cerradura al cerrarse surcó la noche. Verónica seguía pensando en todo lo que David le había contado hacía unas horas, aunque su cuerpo siguiese respondiendo de una forma casi mágica a todo lo que él hacía.
Hola preciosas!! Os subo un segundo capítulo cortito ahora mismo y el domingo os subo otro. Un beso muy grande y gracias por leer.
Instagram: itssarahmey
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CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)
Teen FictionHISTORIA COMPLETA. Segunda parte de la saga ciudades y de #ciudaddeniebla antes #porsufuego. #1 en novela juvenil: 22/07/18-31/10/19 #1 en peligro: 3/8/18 #1 en amor juvenil: 8/8/18 #1 en misterio 26/11/18 #3 en aventura 12/09/18 David ya está de...