Capítulo 46

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Verónica se quedó pensando en las palabras de David. Non mollare mai era algo que podía representar la vida del chico perfectamente. Si David se hubiese rendido a la vida que Maek le tenía preparada jamás habría luchado por salir de ese mundo. Era una frase que podía aplicarse en cualquier sentido de la vida del joven. Verónica lo miró de soslayo, discretamente.

David seguía pareciéndole sumamente atractivo mientras conducía. Tenía una mano puesta sobre el volante, relajado, y con la otra Verónica aún sentía como acariciaba la suya propia.

-Non mollare mai.-repitió ella, tratando de imitar el acento con el que David lo había dicho.- Nunca antes te había escuchado hablar en italiano.

David la miró mientras entraban con el coche en otra ciudad. Verónica no alcanzó a ver su nombre pero si vio que era un nombre largo.

-No suelo hablar en esa lengua.-contestó despreocupado y encogiéndose de hombros.

Verónica se perdió en sus pensamientos mientras pasaban por una urbanización con todas sus casas en color marrón.

-¿Recuerdas algo de Italia?

Sintió como David apretaba la mandíbula y se ponía tenso de pronto. Una parte de ella sabía que aunque le hubiese contado cosas de él, aún le seguía costando mucho trabajo hablar de su infancia. Dura. Muy dura. Verónica había pensado en ello en muchas ocasiones, pero jamás le había vuelto a preguntar nada al respecto. La chica suspiró con algo de pesar, levemente, mientras sentía la velocidad del coche y como todo cuanto la rodeaba se quedaba atrás por el avance del vehículo.

-Recuerdo algunos lugares...-respondió él al cabo de un momento, sumido en sus recuerdos.

Ella insistió solo un poco más, buscando que él en algún momento pudiese abrirse con ella del todo, y tal vez buscando cualquier otro tema de conversación que no fuese el beso que Rubén le había dado esa tarde. Cada vez que pensaba en contárselo sentía como se le encogía el estómago. Aún así, sabía que tenía que hacerlo. Iba, a hacerlo. ¿Cuándo? No quería saber esa respuesta. El hecho de que David decidiese dejarla de lado al contárselo le hacía sentir un profundo temor. De nuevo no era capaz de imaginarse qué haría ella si otra mujer besase a David. Los celos la consumieron sin poder reprimirlo y apretó su vestido con los puños. David la miró en ese momento y se percató del gesto. Conocía lo que significaba en ella, pero la voz de ella lo interrumpió antes de que pudiese decir nada.

-Italia ha de ser preciosa.-comentó Verónica, dejando de lado aquellos pensamientos que le hacían tanto daño.

David se llevó su mano a la boca y le dio un beso, ligero, suave y rápido. Se centró en aminorar la marcha a medida que llegaban a una especie de vecindario, como si buscase algo.

-Lo es.-contestó él, algo mas seco de lo que pretendía.

Para David era difícil recordar un tiempo fuera de todo el barro que lo invadía por completo. La mafia, la prostitución, la violencia, las captaciones, el dolor, la muerte...todo aquello manchaba tanto su alma que le era casi imposible sentirse limpio por muchas veces que se duchase. Neone, estaba llena de barro por todas partes. Había veces que las sombras del dolor que vivían las chicas que ejercían la prostitución en aquel lugar parecían seguirlo. En una ciudad como Neone todo lo que David conocía parecía irse de las manos o ensuciar.

David se mantuvo callado, dueño de sus pensamientos. En cierto modo, hasta que llegó Verónica, el único recuerdo que tenía en su vida eran sus padres, y su hermano, y su perrito Luce, y pensar en ellos no le hacía sentir feliz después de como acabaron. Todos se mancharon de barro, de dolor, de tristeza, de pena, de rabia, de ira. Todo se nublo para David. Había veces en las que se preguntaba donde estaba su hogar. Si realmente había tenido uno. Tal vez su hogar fuese Italia, tal vez fuese Galicia, a la que tanto apreció en su momento a pesar de todo el dolor que sufrió en ella. Puede que fuese la Catedral de San Sebastián y su encanto. Sus personas. Sus calles, algunas de ellas pequeñas y antiguas, pero que aún conservaban la magia de los siglos pasados. Tal vez, como le dijo aquel día en la habitación de la chica, su hogar fuese Verónica.

CIUDAD DE BARRO© |TERMINADA| (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora