Capitulo 1

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Narra Dulce

Abro los ojos, los rayos del sol entran por mi ventana , me levanto, me acerco a la ventana y veo a mis trabajadores haciendo su trabajo. Me gusta esto, no tener que preocuparme por si no hacen lo que tienen que hacer. Para eso les pago. Ellos me temen y harán lo que sea con tal de que no me enfurezca.

Tocan la puerta de mi habitación dos veces, es mi nana, mi viejita linda que siempre viene a darme el beso de buenos dias.

— Adelante nana, puedes pasar. — le digo. Ella entra, se acerca a mi y me mira sonriendo. Me acaricia la cara y después me da un beso en la frente, yo le sonrio también.

— Mi Dulce niña ¿Qué tal la noche? — me pregunta como cada día. Siempre lo hace, siempre me pregunta lo mismo por las mañanas , desde que tengo esas malditas pesadillas que no me dejan dormir en paz.

— Las mismas pesadillas de siempre ¿Y tú cómo dormiste? — le pregunto a mi nana mientras les acaricio la mejilla.

— Bien, además te preparé un desayuno riquisimo. — me dice contenta. Adoro su manera de cocinar.

— ¿Y mis hermanas donde están? — le pregunto curiosa. Me mira nerviosa y entonces lo sé. Se han escapado de nuevo.

— ¿Se han vuelto a escapar? — le pregunto furiosa a mi nana.

— Sí, pero son niñas....entiendelas...quieren salir. — me dice mi nana disculpandolas. ¡Ni hablar!¡Esas niñas me van a oír!

— No, si quieren salir pueden salir pero tienen que avisarme y pedirme permiso. No es la primera vez que ocurre esto, si vuelven hacerlo tomaré medidas. — le digo firme. Siempre las defiende de mí, siempre.

— No te enojes, ellas solo....— Me dice intentando  defenderlas de nuevo.

— ¡No! No intentes defenderlas. Voy a ir a buscarlas. Nana entiende por favor. — le digo a mi viejita para que entienda.

— No puedes tener todo bajo control siempre, no puedes tenerlas controladas. No son tus empleados ni gente de la calle, son tus hermanas. — me recrimina mi viejita.

— Basta. No quiero hablar más del tema. — le digo mientras me visto y me equipo las armas ya recargadas en la cintura.

Salgo de mi habitación, cruzo el pasillo y voy fuera donde están los peones dandole de comer a los caballos. Renato se me acerca serio como siempre, mis trabajadores le temen, es mi mano derecha, le pusieron el sobrenombre de "Cobra".

— Doña, su caballo ya está listo. — me dice Renato.

— Bien, gracias Renato. Tenemos que ir a buscar a mis hermanas, han vuelto a escaparse, llama a Matamoros que venga con nosotros seguro están en el pueblo. — le digo seria.

Renato asiente y se marcha a buscar a Matamoros para después ir a preparar los caballos.

30 minutos después....

Llegamos al pueblo los tres. La gente se aparta cuando nos ve. Nos miran con temor. A lo lejos veo a unos niños acercarse a nosotros corriendo poniendose delante de mi y de mi caballo.

— ¡Doña!¡Doña! ¡Sus hermanas! — me grita un niño alterado. Algo malo ocurre.

— ¿Qué pasa niño? — le pregunto con interes y algo de preocupación.

— ¡Sus hermanas! Hay unos hombres que quieren hacerles daño allá en el callejón de detrás del Bar de Josefa ¡Corra! — me dice el niño asustado. Me pongo en alerta y dandoles una señal a Renato y Culebra damos al galope con nuestros caballos a rescatar a mis hermanas.

Irresistible TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora