Tony, escuchando la neutra información que le brindaba Viernes sobre la situación en la mansión y en el complejo por el tiempo que él había estado incomunicado, sintió como toda la sangre desaparecía de su rostro. Llegó un momento en el que apenas podía prestar verdadera atención al informe de Viernes, que sus palabras apenas le llegaban. Porque su mente estaba llena del rostro de Steve. Del rostro de Steve contorsionado por el dolor y la rabia al darse cuenta de la verdad. Y el miedo. De forma inexplicable, Tony estuvo seguro que aquella revelación le había producido a Steve un miedo atroz, aunque no sabía con seguridad si se debía a que se veía incapaz de enfrentar lo que había descubierto o sentía que lo habían arrojado lejos de algo que quería tener.
Se sintió de vuelta en aquel frío lugar de Siberia, aquella cárcel helada plagada de mentiras que cortaban como el peor de los cuchillos. Pero esa vez, quien se marchaba sin mirar atrás era él. Y Steve era el pobre idiota que miraba como su espalda desaparecía por los pasillos, demasiado herido como para intentar seguirlo. La imagen le hizo querer vomitar. Se llevó la mano a la boca, ajeno a los intentos de Loki por llamar su atención. Loki lo observaba totalmente frustrado, sin saber qué hacer más que usar un cuidado forzado —nada habitual en él— al ver a Tony completamente perdido en sí mismo y sin color. Hasta que no lo sacudió con fuerza, Tony no fue capaz de mirar a los ojos verdes que lo estudiaban con preocupación.
—Qué...
—Te has ido. Como si los Dökkálfar te hubieran arrastrado con ellos a su mundo oscuro y solo tu cuerpo estuviera aquí.
—No, no, nada de Dok... —intentó decir el nombre, pero cuando apenas abrió la boca se dio cuenta de que ya no recordaba cómo los había llamado Loki ni de qué estaba hablando realmente. Hizo un gesto de dejadez, muy vago por la falta de fuerzas—. Ni nada por el estilo. Estoy bien.
Tony notó como todas las miradas estaban clavadas en él, no parecía que ni siquiera uno de ellos le estuviera creyendo. Pero Tony estaba demasiado ocupado en tratar de encontrarle una salida a toda aquella situación para que eso siquiera le molestara. Tenía que encontrar un lugar seguro, un lugar en el que poner todo en orden y saber que todo estaba listo para dar un paso al frente. Pensó en sus propiedades, pero al momento las descartó, teniendo por seguro que Natasha las habría investigado todas para dar con su paradero. Estaba seguro de que al no encontrarle en la isla, mantendría el resto de sus propiedades en vigilia.
—Han encontrado la isla... —explicó Tony, llevándose las manos al cabello y desordenándolo. Aún con eso, Loki no apartó el agarre de sus hombros—. Tenemos que buscar otro sitio que funcione como base.
—Durante el tiempo que necesitéis, podéis descansar aquí, en el Templo de Nueva York —anunció Stephen, manteniendo el porte solemne. Algo que a Loki, en medio de aquella situación sin sentido, le pareció irrisorio.
Aunque la idea de tener extraños vagando por el Templo no parecía ser del agrado de Wong, el beta asintió de acuerdo. Pero Tony, ni siquiera sorprendido por haber pasado de Wakanda a la dimensión de Freyja y luego ser lanzado tan fácilmente a Nueva York, al momento se negó.
—No podemos tener a Visión tan cerca de Wanda, nos descubrirán.
Y Tony necesitaba aunque fuera un día para comprender el alcance de todo lo que estaba pasando, para prepararse a lo que iba a suponer el encuentro con Steve.
Su humor se crispó al escuchar la ligera risa socarrona de Strange. Clavó los ojos en él, encontrándose con una mirada aún más fría que la que le había dedicado antes, llena de desprecio. Sus ojos brillaban como si fueran capaces de ver a través de él, indagando por todos los recodos de su mente.
—Eres un cobarde —afirmó Strange con la vez llena de desdén.
Y el peso de sus palabras cayó sobre Tony como una loza. No porque la opinión de ese hombre realmente le importara, sino porque ese era el mismo pensamiento que había tenido él sobre sí mismo desde el momento en que decidió huir del complejo. Aunque él sabía que lo hacía para proteger a su bebé, una parte dentro de él, la misma que se había adentrado en un agujero en lo más profundo del universo para salvar Nueva York, la misma que había dado todo para enfrentarse a El Mandarín aun sin contar con su tecnología, le decía que se equivocaba. Y la entristecida y furiosa mirada de Steve le perseguía, como para acrecentar el asqueroso sentimiento de culpa que parecía estar asfixiándole.
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Only a dream
FanfictionLa guerra destrozó al equipo, pero el planeta no entendía de eso. El mundo solo sabía que necesitaba a los Vengadores. Así que, tragándose el orgullo, ambos bandos decidieron reencontrarse. Loki decidió que necesitaba al equipo unido para sobrevivi...