Capítulo 34

5.5K 699 104
                                    

Steve caminó a paso firme en dirección a la biblioteca después de ser convocado por Natasha, acompañado por Bucky y Wanda. Ella les acompañaba apretando el paso, no porque estuviera incluida en el plan, sino porque se había invitado a sí misma al enterarse. Steve no había podido replicarle nada cuando le dijo:

—Estoy cansada de esperar sin hacer nada, solo buscando que los demás lo hagan todo por mí. No soy ninguna inútil, puedo ayudar.

Y Steve había visto en los ojos de Wanda la misma frustración que sentía él; el deseo de descubrir una verdad que parecía que se le escapaba, escurriéndose de sus torpes dedos. No pudo decir nada. ¿Cómo hacerlo, cuando él mismo se sentía alarmado e invadido por el deseo de moverse en aquel momento?

Nada más traspasar la puerta de la habitación, se encontraron con las miradas de Clint, que les sonreía sentado desde lo alto de una colchoneta tapizada de cuero que estaba entremetida en las estanterías como si se tratara de una litera o un nido, con el hueco hecho en la pared para que cupiera en profundidad, y Natasha mirándole con el ceño fruncido desde el suelo. A veces Steve pensaba que Tony había incluido ese ase asiento tan extraño solo para poder satisfacer el deseo de alturas de Clint y Sam. Eso o solo quería una excusa para llamarles por algún término de "avicultura".

Un amago de sonrisa estuvo a punto de ocupar sus labios, pero estaba demasiado tenso como para que realmente la diversión que le provocó la idea llegara a exteriorizarse. Y pensar que llegaría el día en que extrañaría que me llamara águila patriótica, pensó Steve con pesadez.

—Pensé que el encuentro lo ibas a realizar en el campo abierto de entrenamiento —comentó Bucky, acercándose a ella.

—Ese era el plan —admitió Natasha, sin apartar la mirada de Clint.

—¡Culpa mía! —dijo Clint, bajando de un salto—. Tenía frío.

—¿En serio? —preguntó Steve, lanzando una ojeada al exterior pacífico y ligeramente soleado que se veía a través de la ventana.

—Será que está cambiando el plumaje —comentó Bucky, lanzando una risa baja.

—Al menos cuando yo salgo de incógnito no voy como si fuera con el rimel corrido.

—Tenemos cosas más importantes que discutir que estas tonterías —cortó Natasha—. Sentaos.

Nadie puso réplica, aunque Steve tuvo la oportunidad de cruzar una mirada con Natasha y ver que ella tenía el brillo de la diversión en los ojos, aunque sus labios se mantuvieran apretados en una fina línea. Todos se sentaron en los sofás y sillones que tenía la habitación a ras de suelo. Solo Natasha se mantuvo en pie, extendiendo tres ficheros de cartón marrón que tenía entre las manos. Vio que entre sus dedos también estaba el mando que estaban utilizando para neutralizar los dispositivos de sonido del sistema de seguridad de Viernes. No podían piratear a la IA sin que Tony lo detectara como un ataque hacia él mismo, pero necesitaban un pequeño atajo que les permitiera avanzar por las defensas que había construido Tony.

—He hecho el análisis que me pediste. He estudiado las veinte propiedades de Tony que consideramos óptimas para su escondite actual y, teniendo en cuenta todas las cualidades de cada vivienda, incluyendo cuestiones como el espacio, la ubicación y el estado del taller, así como las circunstancias de Tony, todo apunta a estas tres.

Natasha le entregó los tres ficheros a Steve, que los colocó sobre la mesa y los abrió. En el interior había títulos de propiedad, planos arquitectónicos, fotografías del lugar y mapas que las ubicaban en el entorno.

—Ésta se trata de una propiedad que tiene en Suecia desde 2005 —señaló Natasha—. Se trata de una pequeña cabaña rústica escondida en las montañas.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora