Después de la Guerra Civil, sucedida ocho meses atrás, todo había sido un desastre. El mundo entero parecía conmocionado ante el hecho de que el equipo más fuerte de la Tierra se hubiera separado. Ni siquiera los villanos parecieron comprender lo que había sucedido, escondiéndose en sus agujeros y temiendo que fuera una trampa o un mal juego del destino. Al menos les otorgó unos meses acompañados de una siniestra calma que les permitió recoger los pedazos rotos y tratar de reparar lo que podían.
Lo que anteriormente habían sido unas instalaciones llenas de vida, en ese momento estaban huecas y solitarias, siendo habitadas únicamente por Rhodey, Visión y Tony. Porque no se podía llamar vida a la silenciosa convivencia de los tres en aquel lugar.
La ya patente depresión de Tony por los estragos de Afganistán, Nueva York y Ultron empeoraron con los recuerdos del enfrentamiento en el aeropuerto y lo sucedido en Siberia. Durante los días en que Rhodey permaneció en un coma inducido para mejorar su recuperación, Tony se permitió a sí mismo sumirse en la tristeza y en el dolor que todas esas memorias suponían dentro de su cabeza.
No importaba cuánto alcohol bebiera o lo que se negara a dormir, los recuerdos no se iban. Le bastaba con cerrar los ojos para ver caer el escudo al suelo mientras a él el aire frío le cortaba la respiración. Y dormir era peor. Era incapaz de sumirse en siquiera un sueño intermitente sin que las pesadillas le atosigaran. Cada vez que dormía, sus recuerdos felices se entremezclaban con los más tenebrosos y tristes. Los personajes variaban. Veía la pequeña sonrisa de Wanda cada vez que llevaba sus poderes a un paso más allá y su mirada de odio al encerrarla en aquel lugar aislado de todo; las miradas ladinas llenas de camaradería de Nat y cómo se había ido sin mirar atrás para ayudar al capitán; o las bromas estúpidas que intercambiaban Clint y él, como los insultos que le dedicó ante la Guerra Civil... Tantas personas importantes en su vida, tantos recuerdos que le apretaban el corazón hasta romperlo en lágrimas ácidas. Y lo peor es que en todos y cada uno, aparecía Rogers.
Recordaba cada mínimo detalle impreso en su mente gracias a lo que únicamente un millón de momentos juntos podían lograr. Recordaba el brillo dorado de su molesto repeinado pelo por aquellas mañanas que habían salido a correr juntos a Central Park; recordaba sus afables y sorprendentemente divertidas formas por cada una de las veces en las que había intentado pincharle con sus bromas y él se limitaba a seguirle el juego; sus brillantes ojos azules, que lo habían encadenado a él desde el mismo momento en que sus miradas se encontraron; o su extrañamente avainillado perfume, un aroma extraño para un alfa, más un alfa prime, pero más embriagador que cualquier otro. Todos los recuerdos felices lo sumergían en una cálida burbuja que repentinamente reventaba al sentir de nuevo la presión del metal del escudo sobre él.
Era odioso. Era asqueroso el daño que podía hacerle Rogers aún en la distancia. Eso es lo que se repetía Tony, una y otra vez, según las lágrimas luchaban por bañar su rostro. Sabía que jamás debía haber permitido que nadie se le acercara tanto, mucho menos un alfa como Steve. Tenía que mantener siempre altas sus barreras, como le había enseñado su madre.
El agobio le agotaba y él no era capaz de descansar.
Se permitió abandonarse a sí mismo y descender hasta lo más profundo de su persona, hasta el fango más repugnante que le bañaba la piel y que parecía imposible de quitar. En ese momento se dio cuenta de hasta qué punto estaba atado al suelo, ahogándose en las arenas movedizas. No importaba cuántas armaduras creara, jamás podría volar, no de verdad.
Sin embargo, no pudo regocijarse en su pena por mucho tiempo. Visión le dio privacidad, decidido a dejar que su creador se sumiera en un espacio de reflexión que él sentía que necesitaba, que todos necesitaban en realidad; pero le bastó una simple frase para devolver a Tony al mundo real. Trece días después de que Rhodey se viera obligado a dormir, Visión entró en la habitación. Traspasando las paredes, como siempre. Se acercó a Tony, el cual permanecía tirado en la cama mirando al techo. Llevaba horas así, desconectado del mundo, sumido en su propia mente.
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Only a dream
FanfictionLa guerra destrozó al equipo, pero el planeta no entendía de eso. El mundo solo sabía que necesitaba a los Vengadores. Así que, tragándose el orgullo, ambos bandos decidieron reencontrarse. Loki decidió que necesitaba al equipo unido para sobrevivi...