Steve vio extenderse a lo lejos lo que parecía una playa de ensueño. Las olas eran tan pequeñas que eran casi inexistentes y formaban pequeños senderos de espuma al romper contra la arena pálida y tibia por el calor de la pasada noche. La arena lucía casi plateada ante las luces tenues que anunciaban un cercano y lento amanecer.
La visión de ese lugar se le hacía conocida, aunque estaba seguro de que sus pies jamás habían pisado esa arena antes ni le había picado la nariz por el salitre ligeramente ácido de aquella playa, pero aquel lugar parecía tan propio de un sueño apacible que no le importó. Era como si su cuerpo entero flotara. Se encontraba en paz, con el corazón tranquilo e incapaz de tener un pensamiento negativo en la cabeza. Era como si su mente estuviera llena de las mismas vaporosas nubes que esperaban expectantes el amanecer con él.
Caminó por la orilla, dejando que las olas le mojaran los pies descalzos y le acariciaran los tobillos. Sus pies iban dejando huellas tras de sí y el agua no tenía suficiente fuerza para limpiarlas del todo y hacerlas desaparecer. Verlas lamer de forma vaga la arena que había estado segundos antes bajo sus pies le provocó unas inexplicables cosquillas.
Según fue avanzando, el lugar se fue poco a poco iluminando y al ver como el sol definitivamente se atrevía a salir, invadiendo el cielo con toda clase de amarillos, rosas y un precioso malva que le recordó a las flores favoritas de Peggy, decidió sentarse en el mismo lugar donde estaban sus pies y detenerse a contemplar el amanecer. No le importó que el mar lo mojara entero y, disfrutando de la sensación, estiró las piernas cuan largas eran sobre la arena. Disfrutó la sensación de la arena mojada enterrándose entre sus dedos.
Steve se dejó llevar por la surrealista tranquilidad, contemplando el comienzo del día, durante un segundo. El mismo segundo que tardó su nariz en capturar un particular aroma que, aunque hubiera sido producto de un sueño, jamás podría olvidar y que le acalambró el cuerpo entero de arriba a abajo.
—¿Te dije o no que merecía la pena pasar la noche en vela para esto?
Sin moverse del sitio, Steve giró la cabeza, encontrándose al dueño de aquel aroma caminando revoltosamente por la playa. Steve se negó a parpadear, pensando que lo que estaba ante él era un espejismo y si cerraba los ojos desaparecería para siempre. Que Tony desaparecía de aquel lugar como lo había hecho de su vida.
Lucía contento y sonrosado por la risa a diferencia del paciente Bruce Banner que, para su sorpresa, le seguía con expresión cansada.
—Podríamos haber madrugado, ¿sabes? Hay algo llamado despertador, no sé si estás familiarizado con ello —musitó, ahogando un bostezo.
—¿Y perdernos la diversión de anoche?
—¿Diversión? ¿Tú crees que una pijamada es lo mejor para divertirse?
—Fue la primera pijamada de Visión, no seas amargado.
Hablaban alto. Tony reía y le fue imposible a Bruce no contagiarse de su sonrisa, aunque el cansancio no desapareció de sus hombros.
—Tony... —susurró su nombre con voz queda y una corriente de viento le despeinó la nuca.
Cuando el mismo soplo de aire frío los alcanzó, Tony se envaró. Lentamente, Tony comenzó a girarse en su dirección y, entonces, cuando sus ojos estuvieron a punto de encontrarse, despertó.
Lunes, 26 de marzo de 2018
¡Hola a todos, lindas flores!
¿Advertí o no que me ibais a odiar por dos razones en este capítulo? Bueno, lo hice a través de mis RRSS jajajajajajajajaja. Entre que es corto y, bueno, pasa lo que pasa... Os imagino un poco con las manos a la cabeza. Me intriga descubrir qué teorías tendréis al respecto.
Con esto y un bizcocho, #lafickermalvada sale huyendo antes de que me los lancéis en represalia por dejar el capítulo aquí JAJAJAJAJAJAJA.
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Only a dream
FanfictionLa guerra destrozó al equipo, pero el planeta no entendía de eso. El mundo solo sabía que necesitaba a los Vengadores. Así que, tragándose el orgullo, ambos bandos decidieron reencontrarse. Loki decidió que necesitaba al equipo unido para sobrevivi...