Capítulo 35

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Steve se sentía culpable. Tan culpable que tenía el cuello tenso y le ardía la piel de la nuca. Probablemente porque Wanda se había despedido de ellos de mala gana, fulminándole con la mirada mientras él subía la rampa del quinjet. Steve no dudaba que Wanda estuviera utilizando sus poderes para que pudiera sentir su mal humor quemarle la piel aún en la distancia.

En pie, observó de reojo a Natasha, que estaba sentada en el puesto de pilotaje. Al igual que a él, esa misión la tenía tensa y la despedida agria con Wanda no estaba facilitándoles las cosas. El único que parecía tranquilo con la situación era Clint, que se encontraba sentado en el suelo de uno de los laterales del quinjet, concentrado en limpiar su arco. Steve, agobiado por la culpabilidad y un mal presentimiento que le había estado agobiando desde que Tony se había escondido de aquella manera, lo envidió.

—Capitán, nos aproximamos a la isla —comunicó Natasha, que se había mantenido en silencio durante casi todo el viaje, igual que él.

Totalmente discordante a ellos, Clint empezó a recoger las cosas silbando una tonadilla graciosa y pegadiza, preparándose para el rápido aterrizaje. Steve se preguntó para sus adentros si, al final, habría sido una mejor decisión llevar a Wanda con ellos. Pensó que Clint, entre todos ellos, era la mejor elección porque ya había probado tener una aproximación amistosa con Tony. Si su cara estaba entre las que iba a registrar Viernes al entrar en la propiedad, había una oportunidad de que, si las cosas salían mal, Tony les escuchara. Además de que era un espía de primera. Sin embargo, verle tan ajeno a su concentración habitual le hizo dudar.

Habían tenido casi que pelear con Wanda para convencerla de que no debía acompañarles. Una gran comitiva solo exaltaría a Tony y, en el fondo, ella lo sabía, pero se negó a ceder por perder una oportunidad de comprobar la situación de Visión. No había sido comunicada su presencia en Wakanda, así que ella esperaba que siguiera en la residencia de la isla. La duda flagrante de todos ante su esperanza y la necesidad de que hubiera alguien que se quedara en el complejo en caso de emergencia fue lo único que la hizo desistir.

Con Bucky no fue necesario ni siquiera plantear el tema. Él prácticamente sobreentendió que no debía estar en esa misión. Steve sabía que él realmente deseaba no participar, sino mantenerse en la logística y lo más apartado de Tony posible. Scott y Sam ni siquiera entraron en las posibilidades que Steve manejó para articular el plan. La situación entre ellos y Tony no era lo suficientemente amistosa o pacífica como para siquiera plantearlo.

El motor del quinjet zumbó bajo sus pies al momento de acercarse a tierra y plantarse para aterrizar. Natasha hizo un aterrizaje perfecto en un helipuerto construido en la zona más alta de la isla. Steve agradeció que Tony hubiera diseñado ese espacio y que no hubieran tenido que aterrizar en la arena. La habrían hecho volar por todas partes y Steve casi podía ver a Tony apretándose el puente de la nariz ante la idea de comprar arena nueva para arreglar la playa y su desastre. De forma melancólica, la idea le hizo sonreír.

Natasha desplegó la rampa y los tres descendieron observando su alrededor con cuidado. Steve salió del quinjet sintiendo el escudo nuevo que le había regalado Tony como un lastre trabado en su espalda, un brillante y redondo escudo metálico cuya estrella al centro brillaba con un vibrante pulso azul. Como si los sentimientos y recuerdos que compartía con Tony estuvieran en él, el escudo parecía tirar de él con fuerza hacia el suelo. Sabía que era una cuestión psicológica, y que incluso ese escudo era aún más liviano que el anterior, pero el peso estaba ahí. Solo su determinación le permitía seguir hacia adelante.

Descendió con cuidado, intentando mostrar una actitud pacífica ante el ojo de Viernes, que Steve estaba seguro estaba fijo en ellos desde antes de que aterrizaran en la isla. La única razón por la que Steve portaba el escudo en su espalda era como una ofrenda de paz hacia Tony, que había aceptado el generoso gesto que había tenido con él, pero que no esperaba ningún ataque de su parte ni él iba a cometer uno. En realidad, ni siquiera esperaba que hubiera nadie en la propiedad. Tony debía seguir en Wakanda y Steve estaba seguro de que Visión había ido con él. Y, con lo celoso que era de su intimidad en aquel momento, Steve estaba seguro que no debía haber más personal allí que Viernes y algún que otro robot.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora