Capítulo 44

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Después de escuchar en silencio la historia que Steve le contó, Thor se apoyó en la sólida y sucia pared de cajas que tenía a su espalda. Junto a todos los Vengadores que residían en el complejo, Steve había decidido tener esa conversación fuera de las instalaciones.

Después de sus descubrimientos en la mansión, Steve había comenzado a sospechar que el mecanismo que habían desarrollado para burlar a Viernes había fallado antes de lo previsto. Steve ya lo había pensado, en parte había esperado que Tony lograra sortear sus intentos de ocultar sus conversaciones de Viernes para que supiera lo que estaban planeando. Para que descubriera todo y que no tomara sus acciones como una agresión, sino como genuina preocupación. Pero las cosas habían cambiado.

Si querían alcanzar a Tony e incluso llevarle la delantera, tenían que buscar otro método. Porque ahora había mucho más que una terca y tensa discusión entre ellos dos, sabiendo que no paraban de chocarse y darse de bruces sin lograr atinar en lo que ambos necesitaban. Ahora había un problema mucho mayor y la presencia de Loki y el ocultismo de Tony solo podían confirmárselo. Y con el asgardiano en medio, tenían que ser aún más astutos y rápidos. Mantener en secreto la llegada de Thor a la Tierra hasta que pudieran hablar con él en secreto, parecía ser crucial.

Nada más tomar la decisión de tener la reunión en otro lugar, le ordenó a Sam que se pusiera en marcha y utilizara todas sus habilidades para alterar el sistema de vigilancia.

—¿Quieres que me infiltre en el sistema de seguridad? —preguntó Sam con la ceja enarcada, recordando lo que se había opuesto antes para no alertar a Tony.

—Quiero que elimines los vídeos que contienen la llegada de Thor y llenes el vacío con vídeos duplicados de días anteriores. Y tiene que ser rápido. Viernes no tardará en alertar a Tony.

Steve temía que lo estuviera haciendo en ese momento, pero viendo las grabaciones de la lucha en Nueva York, Steve esperaba que Tony fuera sensato y estuviera reposando bajo vigilancia profesional. Por lo que Steve recordaba, Strange era médico, así que era muy probable que ejerciera presión en ese punto. Y si se daba ese caso, tenían la oportunidad de esconder la llegada de Thor el tiempo suficiente.

Mientras Sam hacía su trabajo, con el apoyo de Scott, cogieron dos furgonetas negras del garaje del complejo y todos salieron. Natasha los había conducido a un viejo almacén abandonado de los noventa, ubicado en una zona industrial que había caído en la decadencia.

Lograron aparcar dentro del almacén, que estaba lleno de raíces rompiendo el suelo, ramas atravesando las ventanas y pesadas cajas de madera abandonadas por todas partes. La estructura de ladrillo y cemento, con la pintura casi desaparecida, parecía tosca pero firme. Aunque Steve no podía decir lo mismo del techo, al que le faltaban varias partes, que miró con sospecha.

Formaron un círculo y Steve, inspirando hondo, le contó a Thor todo lo que había pasado durante su ausencia. Absolutamente todo. Y que todos estuvieran presentes fue una liberación porque, aunque Bucky se tensó al sacar a colación el tema, Steve tuvo que hablar de Siberia. Sabía que Thor no entendería el impacto que había tenido en Tony la traición de Steve si no le hablaba de lo que había pasado en aquel espantoso lugar. Los demás eran diferentes, pero Thor había luchado codo con codo a su lado desde los comienzos de Los Vengadores.

—Cap... —susurró Sam, mirando a Steve con los ojos muy abiertos—. ¿Es eso cierto?

Thor seguía apoyado contra las cajas, observándole, aunque parecía perdido en sus pensamientos. Steve, antes de contestar, se tomó un minuto para observar a los demás.

Clint lo miraba desconcertado y enfadado. Sentía como si todo lo que recordaba de la situación se hubiera dado la vuelta y ahora tuviera un significado distinto. Clint sintió desprecio hacia sí mismo al no ver más allá y por fin entendió el rechazo de Tony al regreso del equipo; se odió a sí mismo y proyectó ese rencor en Steve sin ser consciente.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora