Capítulo 48

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Cuando Tony escuchó el sonido rápido y fuerte a través del ordenador, se olvidó completamente de la incómoda camilla que le obligaba a tensar la espalda y de la incomodez que le producía que Strange le hubiera introducido la sonda por el ano para poder hacer el ultrasonido. Solo estaba ese bello sonido, el corazón latiendo a toda velocidad mientras veía la imagen de su bebé en la pantalla.

Se le llenaron los ojos de lágrimas y poco le importó que Strange estuviera ahí para verlas. Pasó la mano por su vientre, en un suave masaje, deseando alcanzarle y decirle a su bebé que lo quería. Era la primera vez que lo escuchaba, nada podía alejarle de esa impresión. Solo la ausencia de Steve... Lamentó tanto que él no estuviera ahí también, que pudiera escuchar lo mismo que estaba escuchando él.

Sin apartar la mirada de la pantalla, sin ser capaz de centrarse en otra cosa, deseó tan fuerte que Steve estuviera ahí que juró sentir su mano sobre la suya, acariciando su vientre. Un pinchazo se produjo en la marca en su cuello, como si su cuerpo le recriminara que Steve no estuviera a su lado, y recordó su olor a vainilla con tanta fuerza que las ganas de llorar solo aumentaron.

—Estás en tu séptima semana —dijo Strange, rompiendo totalmente la magia y alejando la fantasía de la mano y el olor de Steve de su lado—. Según los análisis, tu cuerpo se está recuperando favorablemente y el feto muestra una evolución correcta en el estadio en el que se encuentra. Mantendremos tu rutina de reposo en espera de nuevos datos, pero ya puedes salir de la cama y descansar en otras habitaciones de la residencia.

—Gracias a la ciencia... —murmuró Tony, alejándose del sopor que le había producido la ensoñación.

Fue a limpiarse disimuladamente las lágrimas con el dorso de la mano cuando Strange le tendió una caja de pañuelos. Tony tomó un par antes de que Strange se retirara y empezara a recoger todo.

Tony había detestado lo lenta que había transcurrido aquella última semana. Acostado en aquella cama sin oportunidad de salir a estirar las piernas más allá del cuarto de baño. Y las constantes visitas de todos no habían servido para más que para acrecentar su malhumor. Aún así no le dejaban solo, aunque respetaban su intimidad y sus deseos de estar enfadado contra el mundo.

Su malestar había ido disminuyendo a la misma velocidad que lo había hecho la ira de Freyja, cuya tormenta había tardado tres días en aplacarse y desaparecer. Se preguntó si quizás su furia era lo que realmente le había encendido la sangre, más allá de la frustración que ya sentía.

Pero la tranquilidad de los siguientes días le dio tiempo para pensar. Y de su cabeza no pudo alejar la historia de Sigrún, de cómo habían nacido las valquirias renegadas. Deseó volver a preguntarle a Brynhildr, pero sabía que no le iba a contar nada más. Era fiel y dura como la piedra y parecía haberle dado el discurso oficial del bando ganador. Ella no le daría más respuestas y Loki parecía completamente reacio a hablarle del tema. Las dos veces que había tratado de sacarle algo, Loki se había limitado a desaparecer de su vista. La primera vez salió por la puerta dando un portazo, pero la segunda fue aún más dramático y desapareció en una voluta de humo verde. Tardó un día entero en reaparecer.

Así que eso dejó a Tony solo con sus pensamientos, pensamientos que esperaban amargamente regresar cuando la felicidad por lo que acababa de escuchar durante el ultrasonido se diluyera.

—Mantendremos la receta que la doctora Lovett te receto de 600 microgramos de Ácido Fólico diariamente. Además, tomarás suplementos de hierro y multivitamínicos A, C y D2 de forma regular para fortalecer tu sistema y el de tu bebé —comentó Strange haciendo anotaciones en una tableta digital cedida por T'Challa—. Repetiremos la prueba la semana que viene.

La impresora conectada al ordenador sacó una foto y Strange se la tendió a Tony con cuidado. Tony vio la imagen y sonrió. En su mente resonó el feliz latido de aquel pequeño corazón.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora