Capítulo 3

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Nada más salir Tony, acompañado de Visión y Rhodey, T'Challa se disculpó con ellos y los siguió. Steve, aún preocupado por el alfa y un tanto irritado por su cercanía con el rey, se vio tentado a seguirles. Sin embargo, se detuvo.

Tony había esquivado su mirada como si se tratara de una especie de bestia. Seguirle en ese momento, con la tensión en el aire, no sería una buena idea.

—No me puedo creer que venga dándose semejantes aires de grandeza después de todos los líos que ha montado —comentó Scott, llamando la atención de Steve.

—Después de todo lo que ha pasado, no me extraña que las cosas estén tensas —dijo Sam, sentándose al lado de Scott—, pero si realmente va a ser el director de todo ésto debería ser un poco más profesional.

—Cuando las emociones le ciegan, Tony puede dejar de ser objetivo —añadió Natasha, manteniendo el rictus serio que caracterizaba a la alfa.

Wanda agrió la expresión de su rostro al apreciar los derroteros que tomaba la conversación. Se levantó, acercándose a las cristaleras que suponían uno de los laterales del cuarto, desistiendo de buscar a Visión con la mirada por el pasillo por el que se había ido.

—Y por eso va a poder tratarnos como apestados —gruño Scott, reclinándose en el sofá con malhumor.

Steve sintió la sangre arder ante los comentarios de los tres betas, en especial con Scott. Aunque parte de él no podía quitarle toda la razón a lo dicho por Natasha, ¿no habían podido esperar más para criticar a Tony? Steve apostaría lo que fuera a que Viernes le transmitía todo lo que ocurría con ellos durante su ausencia. Tuvo que morderse la lengua para evitar lanzar un gruñido.

—Precisamente por lo que está pasando ahora es que Stark ha salido de esta habitación como alma que lleva el diablo.

Aunque sentía cada una de esas palabras como si fueran suyas —sin el diablo de por medio, quizás—, no fue Steve quien detuvo la discusión, sino Clint.

—No estamos diciendo nada malo —opinó Scott, encogiéndose de hombros—, opinamos sobre lo que acabamos de ver, igual que lo hicimos con el incidente de Midas.

—Le dije lo peor posible la última vez que nos encontramos, en La Balsa —comenzó a explicar Clint, haciendo caso omiso de las palabras de Scott—, y aún así ha cuidado de mi familia todo este tiempo sin ninguna pega. Les dijo a mis hijos que todo lo que aparecía en televisión sobre mí era mentira, que era una estrategia secreta de la iniciativa y que nadie podía saber la verdad.

»Stark ha cometido errores, ¿pero quién no lo ha hecho? Ahora prefiero valorar lo que ha luchado por hacer bien antes de echarle en cara el más mínimo error que ha cometido. Él ya sabe en qué ha metido la pata, no necesita una manada que se lo recrimine reprochándoselo con la mirada y criticándole nada más darse la vuelta.

Clint se levantó, recogiendo su abrigo y marchándose por el mismo pasillo que los otros tres hombres habían usado antes. El beta musitó una tenue solicitud a Viernes, buscando su habitación y desapareciendo de la vista de los demás.

Se formó un tenso silencio que Steve ni siquiera intentó romper. Estaba demasiado a gusto con las palabras del arquero como para ello. No obstante, se preocupó al observar a Wanda, que miraba a la nada, totalmente ajena a lo que sucedía a su alrededor. Se acercó a ella, aprovechando que Natasha había tomado el mando e intentado recuperar la normalidad entablando una conversación trivial con Bucky, que no había dicho ni una palabra desde que habían llegado al complejo.

Steve sabía cuán nervioso le ponía estar allí, tan cerca de Tony. Sabía cómo le corroía la culpa, no solo por lo sucedido con sus padres, sino también durante la guerra. Pero en ese momento, siendo ambos objeto del odio de Tony, no podía ayudarle.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora