Capítulo 52

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Habían pasado tres días desde el incidente frente al Empire State, tres días en los que Tony se había encontrado en un estado de duermevela continuo y apacible, cediendo al fin a la necesidad de descansar que su cuerpo le reclamaba.

Había estado esos tres días bajo la supervisión constante de Strange, Loki y Bruce. Visión lo visitaba de vez en cuando, pero se contentaba con las informaciones que le transmitía Viernes sobre su evolución para poder mantener un ojo en todo el Complejo, a la espera de cualquier peligro. El único al que habían dejado acceder al ala había sido Steve. Ni siquiera Pepper o Rhodey, pese a las protestas de ambos, pudieron entrar.

Tony estaba seguro de que a esas alturas las valquirias renegadas ya debían estar conscientes, encerradas en el área de aislamiento en la tercera planta subterránea del Complejo. Él estaba deseoso de enfrentarlas cara a cara y obtener respuestas, pero nadie se lo permitió. Cuando se lo pidió a Loki, estuvo a punto de congelarle entero nada más sugerir la idea; Strange quiso hacerle dormir una vez más; y Steve... Steve lo miró con esos ojos de cachorro abandonado pidiéndole, por favor, que descansara. Ante eso, Tony se rindió.

En su lugar habían ido Thor y Brynhildr, lo que inquietaba a Tony. No sabía mucho de la relación entre ellos dos, pero por lo que sabía de Freyja y Thor, sospechaba que no había cordialidad entre ellos. Sobre todo por parte de la valquiria. Tony esperó no tener que reconstruir medio edificio porque ellos dos se fueran a las greñas, bastante tenía con el Empire State y la bronca que le iba a echar Pepper cuando, estresada, le pusiera al tanto del todo el trabajo que había que hacer en las reformas. Si sobrevivía a la otra bronca, claro, porque miedo le daba la forma en que esa pelirroja le iba a echar en cara su participación en la última contienda.

Loki estaba siempre a su alrededor, aunque rara vez se dejaba ver, sobre todo cuando Steve estaba en la habitación. Tony sospechaba que se mostraba aún más esquivo que antes por la presencia de Thor y la obligación de mantenerse junto a Tony. Dudaba que ahora, aquellas huidas suyas por todo el mundo le desagradaran tanto, pese a que había tenido que pelear para que Tony descansara.

Steve pasaba cada segundo disponible junto a Tony, sin importar que estuviera despierto o dormido. Cuando estaba despierto, trataba de hablar con él y alejar sus preocupaciones, buscando que reposara. A veces le contaba anécdotas de su pasado, ninguna relacionada directamente con Howard o Bucky; otras se inventaba historias. La mayoría eran cuentos de su infancia y, sobre todo, de su madre. De forma extraña, Tony se sentía como un niño pequeño al que no paraban de mimar mientras estaba enfermo, pero extrañamente no se quejó. Con todo, era agradable escuchar la suave voz de Steve narrándole maravillas que le alcanzaban hasta en sueños, alejando las pesadillas. Y cuando dormía, Steve se limitaba a cuidarle y a dibujarle en su block de dibujo.

Las cosas aún seguían tensas entre ellos, pero hacían el esfuerzo de forzar la sonrisa incluso en los momentos más incómodos y suavizar las cosas. Si recordaban cada vez que tenían que sonreír y hacían el esfuerzo, llegaría el día en que la sonrisa brotaría sola. Al menos, eso esperaba Steve con toda su alma.

Cuando Tony despertó por la tarde de ese tercer día, comprobó que Steve no estaba en la habitación, pero sí Strange y Loki. Strange le estaba auscultando el pecho y tomaba notas. Cuando se dio cuenta de que Tony estaba despierto, levantó la mirada de su dossier y se fijó en él. Después de días de obvio agotamiento, por fin pudo ver la brillante mirada despierta de Tony, lo que hizo que una pequeña sonrisa naciera de los labios en Strange.

—Buenos días —dijo Strange, pese a que la luz de la tarde se colaba por las ventanas.

— ¿Cuándo me quedé dormido? —preguntó Tony—. Hace apenas un segundo estaba hablando con Steve.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora