REGÁLAME UN PEDAZO DE TU CORAZÓN

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Las vistas nocturnas desde lo alto del Empire State eran increíbles, toda la ciudad se desplegaba en un precioso mar de luces y como las visitas al edificio ya estaban cerradas podía disfrutarlas sin temor a las fotografías de los ciudadanos.

No era que a Peter no le gustara salir en fotos y verse en redes sociales, la mayor parte del tiempo era divertido. Es más, muchas veces se había parado por la calle para aceptar salir en una fotografía y ponerse a hacer el idiota. Si le pedían una foto, no iba a salir simplemente haciendo el símbolo de victoria ante cámara, ¿no? Le gustaba interactuar con la gente, pero esa vez era la excepción.

Se quitó la máscara de un tirón, despeinándose y haciendo que su pelo se quedara en una cresta extraña. Le dio igual, se limitó a limpiarse las lágrimas y a dejar salir el llanto que tenía atorado en la garganta. Los hipidos y la presión que había sentido por contenerse habían hecho que le ardiera la garganta y se le hiciera difícil respirar.

Le dolía el pecho como si tuviera una herida abierta, pese a que no había rastros de sangre. Él había albergado algo realmente frágil en su interior, más de lo que él mismo creía. Lo había expuesto ante los ojos de los demás y lo habían destrozado con la misma facilidad que quien deja caer una taza de porcelana al suelo. Ya no podía reconstruirlo, parte del dolor estaba en que sentía que algunas de las piezas habían desaparecido cuando él mismo decidió huir.

Aún podía escuchar su voz llamándole, pero él no quería ni siquiera mirar atrás. Odiaba escuchar su voz preocupada en su cabeza, recordando aquel momento una y otra vez.

Le dolían los ojos y las mejillas debido a las lágrimas y sabía que al día siguiente no habría colirios ni compresa de manzanilla que aliviara el enrojecimiento de su piel ni la hinchazón de sus ojos. Iba a tener un día de instituto fantástico, sin contar con el regaño de sus padres por estar fuera de casa a esas horas de la noche. Probablemente la única que lo apoyaría sería su hermana, pero justo estaba de misión en Perú junto a Wanda y Visión y no podía contar con ella. Bueno, y luego estaba él. Deadpool siempre había sido su refugio, ¿pero cómo podía pedirle ayuda si justo había sido él quien le había roto el corazón?

Peter se preguntó si era por ese tremendo dolor que el primer amor jamás se olvida.

Wade corrió por los callejones de Nueva York en espera de alguna pista que le diera a conocer el paradero de Peter. La preocupación lo estaba matando y no sabía qué hacer. Intentó sentir su rastro de Omega Prime, ese que olía tan increíblemente a manzana ácida, pero era imposible. Más allá de la cantidad de olores que inundaban la ciudad, estaba seguro de que Peter se había puesto el traje.

Desde que convenció a sus padres de convertirse en un Vengador en prácticas, Tony le había creado un traje especial de araña que contaba con un supresor externo de aroma. Ninguno quería que Peter se sintiera avergonzado de lo que era ni que lo ocultara, pero un aroma tan característico como el suyo podía ser su perdición en una misión. Era demasiado único y llamativo. Quien más había insistido en eso había sido Steve, que había tenido que trabajar duro para controlar sus feromonas de Alfa Prime al convertirse en el Capitán América y no volverse un objetivo visible.

Wade se apoyó contra una pared, tratando de recuperar el aliento y de ordenar sus ideas. ¿En qué momento se habían salido tanto las cosas de control?

Los dos habían estado jugando a Super Mario Kart, tan tranquilamente, cuando todo había detonado. Peter lo había mirado con aquellos hermosos ojos castaños y le había dicho "Te quiero". ¿Cómo era posible? Se lo había dicho incluso cuando Wade no llevaba la máscara, algo que le parecía impensable. Jessica y Peter eran las únicas personas que lo habían visto así, al menos conscientemente. Sospechaba que Steve y Tony también, en una ocasión en que lo tuvieron que sacar medio inconsciente de un edificio a punto de caerse a pedazos en una misión e inspeccionaron sus heridas. También era posible que Wanda, al cotillear en sus recuerdos o en los de los otros cuatro, supiera algo. Ellos jamás habían dicho nada, pero estaba seguro de que pensaban algo distinto, algo que prefería no oír. ¿Cómo Peter podía decirle algo así viéndole directamente a la cara?

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora