DESPERTAR A TU LADO

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Loki enterró la cabeza en la almohada al despertar, intentando con todas sus fuerzas que la débil luz no le espabilara del todo. Ni siquiera había amanecido y a él lo único que le apetecía en ese momento era seguir envuelto en aquel abrazo cálido que parecía protegerle de las pesadillas.

Aquel había sido un descubrimiento interesante. No era infrecuente que las pesadillas le alteraran el sueño, persiguiéndole con su tañido de dientes rotos y la frialdad de sus dedos, aprovechando cada resquicio de su mente soñolienta para atacarle. Desde que había empezado a dormir con Thor las pesadillas habían desaparecido. Había algún sueño turbio en su mente de vez en cuando, pero bastaba con que Thor le susurrara palabras dulces al oído y le acariciara la marca para que se esfumaran. Había comenzado a convertirse en un perezoso dormilón, algo que en su vida había sido, por su culpa.

Thor notó el movimiento en la cama e instintivamente apretó el abrazo en torno a su cintura, apretando a Loki contra sí. Con cada respiración, el musculoso pecho de Thor se pegaba a su espalda en un contacto cálido y bañado por el suave sudor del sueño. Le recordaba al perfume de las manzanillas que florecen vivamente con la luz del sol. Él era igual de sencillo y de radiante que esas flores. No pudo sino imaginarlo con una tiara de flores en la cabeza y la imagen era tan él que tuvo que morderse las mejillas por dentro para no reírse y despertarlo. Casi podía ver su enorme sonrisa al llevarla puesta.

Abrió los ojos sabiendo que después de imaginarse algo como eso no sería capaz de dormirse de nuevo, pero estaba de tan buen humor que eso no le molestó. Salió de la cama con cuidado de no despertarle, hechizó durante un segundo su piel para que se le entumeciera un poco y no se diera cuenta de sus movimientos, y se sentó en la cama.

Loki siempre había sido una persona muy ordenada en general, incluso a la hora de dormir. Thor, en cambio... Con sus movimientos había levantado las sábanas; uno de sus pies descansaba en el aire, a un lateral de la cama, mientras el otro estaba mal enredado entre las sábanas. La túnica que le había servido de pijama había terminado en el suelo y Loki sonrió perversamente al recordar cómo. La sonrisa se mantuvo al observar que en una de sus manos seguía anudado el listón rojo que habían usado para encadenarle a la cama.

En su cabeza no pudo sino agradecer ser una persona que no necesitaba muchas mantas para dormir y que Thor fuera un tipo muy particular de estufa asgardiana porque si no tendría unas noches muy complicadas a su lado.

Se levantó y tomó una de sus túnicas del armario abierto de la habitación. La tela emitió un suave crujido al rozarle la piel al caer. Descalzo, se dirigió a pasos silenciosos al balcón de su habitación. Se acercó al muro de piedra que servía de baranda y apreció las macetas que bordeaban la superficie, perfumando con ello la habitación al mínimo soplo de brisa fresca. Destacaban las lobelias, una de las flores favoritas de Frigga después de que Loki le regalara un broche con su diseño a los doce años.

Hundió las manos en una maceta medio vacía, llenándose las uñas de tierra, y recordando con ahínco el hechizo que necesitaba. La magia floral nunca había sido lo suyo, pero Frigga se esforzó mucho para que sus estudios fueran lo más completos posibles y si Frigga quería enseñarle a pelear tenía que cumplir también los estudios obligatorios de Freyja y Odín como eran el arte de las flores y del bordado. Fue divertido comprobar lo interesados que se mostraron en él cuando comprobaron lo dado que era en el combate. Además, a Frigga siempre le salía una sonrisa preciosa cada vez que le regalaba una flor.

Terminó el hechizo y recogió las manzanillas con un ágil movimiento de su mano. Las entrelazó unas con otras formando una diadema. Desanudó la cinta de su muñeca y la usó para unir los dos extremos de la diadema con un lazo flojo.

—¿Loki?

La voz de Thor fue grave y tosca, la misma que ponía siempre que estaba tratando perezosamente de despertarse. Si no estaba a punto de entrar en una batalla, era muy fácil que pudiera rezongar durante media hora así.

Loki ocultó la diadema tras su espalda y caminó de vuelta a la habitación.

—Buenos días —saludó con una sonrisa.

—Buenos días —correspondió, aún recostado en la cama y parpadeando torpemente—. ¿Qué haces levantado?

—Me desperté.

—Ven aquí —pidió Thor, estirando una mano hacia él.

Pero Loki se mantuvo en su sitio, sonriéndole. Thor resopló y el movimiento hizo que varios mechones de su pelo se alzaran por varios segundos en el aire. Se irguió y estiró ambas manos hacia Loki, como si quisiera darle un abrazo desde la distancia.

—Por favor —le pidió Thor, haciendo una mueca de pena que hizo reír a Loki.

Se acercó a él y tomó una de sus manos, se subió a la cama y avanzó con las rodillas hasta estar en el regazo de Thor.

—¿Qué ocultas ahí? —preguntó Thor al ver que seguía manteniendo el brazo derecho a su espalda.

Loki se movió rápido, colocándole la diadema en la cabeza, pero el lazo se zafó y en lugar de quedarse clavada sobre los primeros mechones de cabello se deslizó hasta quedar a la altura de los ojos.

—¿Es una continuación del juego de ayer? —preguntó Thor, tomando la diadema entre sus dedos y examinándola.

—No —rió Loki, tomó de nuevo la diadema y le ajustó el lazo antes de ponérsela de nuevo a Thor—. Solo recordé todas las diademas de flores que me hiciste de pequeño, cuando las competiciones de lucha de Odín. Me apetecía hacerte a ti una hoy.

Loki había tenido razón en su imaginación. Las flores olían igual de dulces e inocentes que Thor, en su sencillez eran fuertes y era relajante apreciarlas, y ahí estaba esa radiante sonrisa que llenaba de vida los ojos más hermosos de todos los mundos. No había contado con el lazo rojo, pero le hacía lucir tan adorable como era en su corazón.

—Te quiero —dijo Loki con voz segura.

No era frecuente que él lo dijera primero, siempre era Thor el aventurero que se lanzaba y proclamaba sus sentimientos a los cuatro vientos. Loki no fue consciente de que, en ese momento, para Thor él era la persona más magnífica y completa del universo. Tomó a Loki del mentón, dándole un beso fuerte y apasionado. Un par de pétalos de manzanilla cayeron sobre los oscuros y sedosos cabellos de Loki.

—Yo también te quiero, con mi vida.

Domingo, 19 de mayo de 2019

¡Hola a todos, lindas flores!

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¡Hola a todos, lindas flores!

Pues aquí está, el primer extra que tenía preparado: el thorki que muchos de ustedes me pidieron. Sospecho que querían algo más de fondue, pero después de tanto drama entre estos dos no pude resistirme a darles un momento súper fluffy, tontorrón y feliz.

Sinceramente, me ha sorprendido la reacción que ha despertado el tema del embarazo en todo el mundo. No esperaba que hubiera tanto interés en ver cómo todos, sobre todo Tony y Steve, vivían las distintas etapas del embarazo.

En fin, con esto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora