Con el piloto automático del quinjet encendido, Steve, Natasha y Clint observaron los vídeos que Sam acababa de enviarles. Se mantenía al teléfono, a la espera de la reacción de los tres Vengadores.
Los vídeos se basaban en diferentes grabaciones hechas por transeúntes que se habían visto inmersos en la sorpresiva pelea y habían logrado grabarla mientras se escondían. Eran vídeos movidos, muchos de ellos borrosos al haber sido emitidos en directo con una cámara o una conexión terrible, pero fue indudable para los tres cuando la pequeña araña, aquella que había acompañado a Tony durante la guerra, apareció. No cualquiera lograba arrebatarle el escudo, así que Steve la recordaba muy bien.
— ¿Pero qué está pasando? —preguntó Clint, viendo cómo Nilsa perseguía a Spider-Woman por las calles de Nueva York, dejando señas de devastación a su paso.
—Esto no me gusta... —dijo Steve.
—Su armadura es parecida a la de Thor —apuntó Natasha, fijándose en los toscos detalles que se podían apreciar en los vídeos—, por no hablar de su fuerza.
En ese momento, la vieron lanzarle el hacha a Spider-Woman en un movimiento giratorio cuya velocidad y fuerza solo podían definirse como mortíferas. El hacha alcanzó a Spider-Woman en medio de un salto.
Clint siseó y Steve tuvo que obligarse a mantener la expresión tranquila. Tuvo la fortuna de ser golpeada por el mango en lugar del filo, pero el impacto debió de ser suficiente para reventarle un par de costillas. Y la forma en que ella se contrajo ante el impacto y cayó rodando al suelo fue prueba de ello.
El hacha volvió a la mano de su dueña, que la atrapó de un salto antes de que se clavara en una farola. Steve juró que, en los pocos vídeos que pudieron grabarle la cara, la mujer estaba sonriendo.
Se acercó a ella, alzando el hacha en alto en señal de victoria, dispuesta a terminar ahí la pelea cuando apareció. Él apareció. No tardaría ni un segundo en reconocer su armadura, daba igual cuántas inventara.
—Cómo es posible... —susurró Natasha, frunciendo el ceño.
La sorpresa sobrecogió de tal manera a Natasha que ni siquiera pudo mantener su silencio estoico habitual. Para ella, al igual que para sus compañeros de cabina, no tenía sentido alguno lo que estaban viendo.
Clint se llevó la mano a la boca, cubriendo una expresión ofuscada, mientras se acercaba aún más a las pantallas.
—Hace apenas unas horas estaba en Wakanda —recordó Steve—. Tiene que estar dirigiéndola desde allí, no es posible que esté vistiendo esa armadura.
—Eso sería lo más lógico, pero... —dijo Clint, mostrando la misma expresión consternada y preocupada que él.
Habían peleado junto a Tony en muchas ocasiones. Cuando aún eran un equipo, ir a combatir el mal juntos era el pan de cada día, cubrirse las espaldas en todo momento era lo que les unía y permitía sacar lo mejor de todos. Y por eso sabían que aquellos movimientos, aquella forma de refrenar a la dueña del hacha y de proteger a la niña araña solo podían darse cuando Tony estaba allí de verdad.
Tony estaba en Nueva York.
—Esto es imposible —reconoció Clint.
Pero de alguna forma lo era. Todos los estaban viendo, contemplando en tensión la confrontación entre ambos. Steve no sabía de quién se trataba, pero poco le importaba. Solo podía pensar en el estado de Tony y en que estaba luchando contra aquella temible mujer. Solo.
Y Steve se temió lo peor cuando otra mujer, vestida con una armadura similar, apareció en escena. Cuando la vio entrechocar armas contra Nilsa, Steve dio internamente gracias a Dios.
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Only a dream
FanfictionLa guerra destrozó al equipo, pero el planeta no entendía de eso. El mundo solo sabía que necesitaba a los Vengadores. Así que, tragándose el orgullo, ambos bandos decidieron reencontrarse. Loki decidió que necesitaba al equipo unido para sobrevivi...