Capítulo 50

4.4K 582 280
                                    

Thor observó el cielo plagado de estrellas, preguntándose por qué Midgard siempre parecía producirle las experiencias más extremas. Había conocido a grandes personas, hecho buenos amigos, y descubierto cosas de sí mismo que le habían abierto miles de puertas. Pero también había vivido las mayores pesadillas de toda su vida y perdido a algunos de los que consideraba una parte más de sí mismo, de su corazón. Había perdido a Loki.

Él realmente quería que las cosas fueran como antes, volver a reír juntos mientras sentían la brisa de Asgard en sus caras; regresar a aquel tiempo en el que se aventuraban juntos, sin dudas en la lealtad del otro, en una misión cada vez más loca que la anterior... Incluso añoraba esos días en los que Loki se ponía insidioso y le gastaba bromas sin parar, riéndose a su costa y ganándose el honor de ser el dios de las travesuras. Él realmente se había ganado ese título, reconoció Thor con una diversión amarga.

En esa época, sus artimañas aún le resultaban divertidas aunque luego él terminara con un ojo morado, corriendo desnudo por el hall del palacio o con un mordisco de serpiente en el brazo. Sin embargo, llegó un punto en el que las bromas, incluso las más peligrosas, dejaron de serlo.

Antes de que se viera obligado a perseguir la pista de Loki por los nueve mundos, Thor había pensado que la ruptura entre Loki y él se había producido cuando Loki lo traicionó, encerrándole en Midgard. Pero en esos meses, Thor había realizado su misión en soledad y el silencio le dio mucho espacio para pensar.

Recordó el momento en que Loki dejó de tomar su mano mientras corrían por el castillo siendo unos niños.

Recordó cuando dejó de presentarle pelea, aquella actitud amistosa con la que ellos entrenaban con sus espadas de madera.

Recordó el día que Loki, que siempre había permanecido a su lado como su hermano, como un igual, empezó a ir un paso por detrás suyo.

El día en que Thor, entrando en una temprana pubertad, comenzó a segregar las poderosas hormonas que lo identificaban como un auténtico Alfa Prime. Thor se sintió poderoso y adulto por ello, su padre adoraba cada vez que su hijo desprendía poder y fuerza y todo lugar se inundaba con su esencia. Y siempre había hecho un gran despliegue junto a Loki, quería que estuviera orgulloso de él, que se sintiera seguro y protegido a su lado.

En todo ese tiempo, había sido incapaz de descubrir que Loki no se había sentido seguro a su lado, sino acorralado. Que el momento en que soltó su mano, que dio un paso hacia atrás para alejarse de él, fue porque Thor le daba miedo.

Thor cerró los ojos con fuerza, estremeciéndose por lo dolorosa que le parecía la idea y horrorizado por la posibilidad de haberle hecho daño por ello, que fuera culpa suya que Loki hubiera creado murallas tan altas a su alrededor. ¿Pero cómo iba a pensar él siquiera en esa posibilidad? ¿Cómo iba él a imaginar que Loki podía pensar que le haría daño? Cuando Loki era... Loki era todo.

Era su hermano, su mejor amigo y, aunque jamás se lo admitiría a nadie, su primer amor. Aún podía recordar aquel día, cientos de años atrás, en que se había sentado junto a un pequeño Loki en el pasto mientras los adultos disfrutaban de una competición de lanzamiento de hacha. A Thor le encantaban esas competiciones, despertaban su adrenalina y le hacían proclamar gritos de emoción, pero desde niño había tenido claro que le gustaba mucho más estar junto a Loki que se sentía incómodo en los lugares muy ruidosos.

Se acomodó junto a él y Loki le pidió, de esa forma tan exigente que tenía desde que llevaba pañales, que le hiciera una diadema de flores. Thor no se quejó, porque mientras lo hacía Loki se inventaba magníficas historias de bravos guerreros que ganaban mil batallas y de valquirias capaces de plantarles cara a los mayores monstruos para demostrar su valía. Y cuando le puso la diadema sobre la cabeza, Thor se juró que jamás había existido alguien tan precioso como Loki lo era para él. Incluso en su corazón infantil lo sabía. Y se quedaba dormido a su lado, con el suave olor de Loki que siempre asoció a su hogar.

Only a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora