Martin nos da como tarea concentrarnos y conocernos a nosotros mismo, hablar con nuestro “yo interior”, saber nuestras fortalezas y debilidades, amarnos, admitir todo lo bueno que tenemos, todo lo que somos. Nuestros sueños, nuestros más profundos pensamientos, todos nuestras personalidades. Según él, todos tenemos dos formas de ser. Una, que es la que siempre usamos, y la otra solo se desarrolla por el efecto que producen las personas en nosotros, que es bueno tener claro estas dos “formas de ser” y definirlas correctamente. Nos pide que nos acostemos de espaldas y cerremos los ojos, todos atendemos a su orden y el salón queda en silencio.Con respecto a hablar con mi “yo interior” no es una tarea difícil para mí, por mis hábitos de simplemente no hacer nada más que estar en casa, ya me acostumbre a poder mentalizarme y hablar conmigo misma. Se algunas de mis fortalezas, primero que todo, sé que soy realmente inteligente, no lo digo para lucirme o algo, solo sé que es cierto. Otra de mis fortalezas es mi capacidad de soñar y confiar en mí misma. Soy muy optimista, demasiado, lo cual de cierto modo es bueno ¿no?
Para mi nada es imposible, siempre y cuando creas en ello y lo anheles con toda el alma. Mis debilidades de cierta forma las tengo algo claras, de cierta forma porque siempre me he concentrado mas en lo bueno que tengo, que en lo malo. Pero eso no quiere decir que no reconozca lo que soy, mis fallas y mis debilidades. A eso de mis catorce años de edad, me acepte por completo. Es decir, siempre dices, tengo las orejas feas, o porque no tengo el cabello de aquel color, o liso u ondulado, en mi caso especifico, porque no tengo los ojos verdes, o azules, o grises. Pero aprendí a amar cada detalle de mí. Sé que no soy perfecta, pero me amo, amo todo lo que soy y lo que seré, lo que me lleva mis sueños y metas. Estudiar comunicación social, no siempre hizo parte de mi “visión del futuro”. Yo creía que estudiaría derecho, pero a la misma edad de los catorce, cuando creo fue mi etapa de “madurez”, descubrí que eso no era lo que yo quería para mi vida. Al principio tuve miedo de la reacción de mis padres, pensaba que ellos no aceptarían que estudiara eso, porque tal vez no lo verían como una carrera seria, pero se los dije, y me apoyaron, dijeron que si era lo que realmente quería, que lo hiciera y que luchara por ello. Aclaré que no quería ser una simple presentadora en un canal local, no es que eso sea malo, solo que yo quiero algo mejor para mí. Siempre he querido estar en la elite de los presentadores y presentadoras, y sé que así será. Con mucha humildad y tranquilidad así será.
En cuanto a lo de esa otra “forma de ser”, no se cual puede ser la mía, siempre he sido pasiva, calmada, tranquila, pero divertida y muy alegre. Mis familiares decían cuando yo estaba más pequeña que hablar conmigo era como hablar con un adulto, que los entretenía y que siempre los hacia reír, que era capaz de sostener una charla a diferencia de muchos niños que a veces decían incoherencias. No sé si mi otra personalidad sea la de ser feliz, pues solo conozco esa, y la de ser tranquila.
-Y que hay del lado loco que sacaste con Harry- Aquella voz en mi cabeza da su punto de vista.
¿Mi lado loco?...
Tal vez esa voz tenga razón, cuando pienso en lo que hice con Harry ayer no lo puedo creer, las cosas que le dije y la forma en que parecía tan confiada y a gusto con aquellos “juegos” que Harry me proponía, incluso el de hace solo unos minutos, tocando a Harry hasta que el me pidiera parar. Nunca imagine hacer eso, jamás pasó por mi cabeza, incluso aún cuando leí libros tan “pesados” como 50 sombras.
-En que piensas- susurra Harry distrayéndome de mis pensamientos.
-En mí- respondo tan bajo como puedo.
-Que egoísta- susurra Harry y aunque no lo puedo ver, se que tiene esa sonrisa perfecta en su cara.
-Tú deberías hacer lo mismo.
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ONLY YOU -Sin Editar-
FanfictionAnna Jonhson es una joven romántica y soñadora de dieciocho años, cuyo sueño siempre fue y ha sido entrar a la universidad. Ha llevado dieciocho años de una vida tranquila y responsable, de inocencia y fantasía literaria, pero qué pasa cuan...