Capítulo 22.

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Cuando bajé del coche, Harry también lo hizo dejando a su hermano encerrado en la parte trasera de coche. Caminamos hasta el pórtico y nos detuvimos a varios pasos de la puerta, me crucé de brazos porque no sabía que más hacer.

—Bueno, gracias por traerme hasta acá —dije colgando mi mochila de mi hombro y dejando la valija sobre el suelo.

—Por nada —contestó Harry recargando la cadera en el barandal, en una posición relajada —Me alegra que hayas conocido a mi hermano, esperó que te haya causado una buena impresión.

Me reí y eché la cabeza para atrás. Ahora sabía que su hermano era mucho mayor que el, o algo así, y me era impresionante la casualidad de haberlo encontrado en un vuelo desde Los ángeles.

—Él es bueno. Yo jamás me hubiera dado cuenta que son hermanos si tú no me lo dices, casi no se parecen en nada —dije cruzandome de brazos.

—La diferencia de edad nos separa y él es la viva imagen de mi padre, mientras que yo y mi hermana somos muy parecidos a mi madre —lo sospechaba. Aquellos rizo de Harry no se heredan de cualquier persona.

—Mi abuela dice que me parezco a mi padre pero en realidad yo no lo sé, era demasiado pequeña cuando él nos abandonó a mí y a mi madre. No lo puedo recordar —confesé.

Yo no recordaba nada de mi padre más que su cara llena de barba y sus cejas tupidas. Ni su voz ni su complexión se habían estancado en mi memoria.

—¿En serio?, no imagino que lo horrible que debió ser eso...

—No fue tan horrible. Mis abuelos y mi madre me amaron lo suficiente para que jamás sintiera la ausencia de mi padre —me encogí de hombros cuando un escalofrío me recorrió de pies a cabeza —Hubieras amado a mamá si la hubieras conocido en esa época. Ella era... Increíble.

Suspire sintiéndome de un momento para otro abrumada por todo lo que acaba de confesar. Levanté la mirada nerviosa y Harry estaba ahí, más cerca de mí.

—¿Estas bien? —preguntó.

—Lo estoy, —contesté mordiendo la parte interna de mi mejilla —¿y tú?

Se quedó callado a menos de un metro de distancia de mi rostro cuando me sonrió. Sus ojos se achinaron y los hoyuelos en sus mejillas se marcaron, sus dientes perfectamente alineados y blancos mordieron su labio inferior y deje de respirar por un momento.

—Ahora lo estoy.

El silencio nos envolvió de inmediato pero no era necesario hablar, era ese silencio cómodo y dulce. De esos que son necesarios para poder escuchar tus propios pensamientos.

Harry inclinó su cabeza de tal manera que sus rizos cubrían la mitad de su rostro y hacía una sombra siniestra en él, aunque nada podía dar miedo en Harry. Un cabello rebelde se resbaló hasta mi cara estorbandome la vista cuando Harry rápidamente lo deslizó hasta detrás de mi oreja para detenerlo, pero su mano no se alejó de mí.

La callosidad de sus dedos acarició mi mejilla y me dio vergüenza porque yo no tenía un cutis perfecto, y estando tan cerca sé que el podría notarlo. Intente apartarme pero apenas logre separarme unos segundos cuando el me retuvo en mi lugar con su mano abarcando la mitad de mi cara.

—Eres aún más hermosa de cerca —susurró.

Me quedé quieta y quería contestarle pero en estos momentos estaba demasiado anonadada y adormilada como para hacerlo. Su mano siguió ahí, estática en mi mejilla y no dejaba de mirarme a los ojos.

"Haz algo", susurró una voz en mi cabeza.

Mi mano se levantó y la estire hasta alcanzar su cabello para hacer la misma acción que el había echo conmigo, pero apenas pude moverme unos centímetros cuando el claxon del Chevy sonó. Me separé rápidamente ocultando mis manos en la espalda como si hubiese echo algo malo, Harry tosió nervioso echando todo su cabello hacia atrás

La Noche Estrellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora