Seis meses después, parecía como si jamás hubiera sufrido de depresión. Me sentía bien, me sentía diferente en muchos sentidos pero a la vez sentía que seguía siendo la misma de siempre.
—Pero mira, que bonito corte de cabello —la voz de Amanda a través de la pantalla del celular se escuchó y sonreí con los dientes.
—Creo que lo corté demasiado —dije un poco asustada mientras pasaba mi mano por las puntas de mi cabello.
—Patrañas, está increíble, te ves despampanante —la esposa de mi padre se veía más allá de lo contenta. —Iré por tu padre para que vea lo hermosa que se ve su hija.
Mi padre, Emma y Amanda se habían mudado hace un mes a Baja California. Él aceptó el trabajo cuando me recompuse de mi tristeza, le ayudé en hacer su mudanza y sus maletas. Emma había estado un poco deprimida pues decía que aquí ya tenía una vida, pero no dejé de decirle que aún era demasiado joven y que conocería a mucha más gente. La relación de hermanas habría crecido, entre nosotras se formó un lazo que, me atrevería a decir, es inquebrantable.
—Papá, quiero el cabello como Anelisse —la voz de Emma se escuchó segundos antes de ver la cara de mi padre.
—Luces bella, hija —su voz ronca se escuchó más fuerte. Llevaba la barba muy crecida y el cabello casi a los hombros.
—Gracias, papá —dije colorada.
—¿Por qué lo cortaste? —preguntó.
—No lo sé, pasé por la estética y ni siquiera me di cuenta cuando ya estaba sentada en la silla y las tijeras en mi cabello —me encogí de hombros.
—Es un buen cambio, me alegro que estés probando cosas nuevas —sonrió. —¿Cómo va todo por allá?
Le conté los últimos acontecimientos de mi vida. Hablé con él sobre el trabajo y lo ocupada que estaba pues la editorial había crecido tanto que ahora era una de las más reconocidas en el condado. Le dije sobre Axel y su nueva novia, también el nuevo trabajo de Zachary en una empresa de contaduría y el asenso en el puesto de Cámaro.
—Vaya, tantas cosas en tan sólo un mes —habló y suspiró.
—Pero son todas cosas buenas —afirmé.
Definitivamente, las cosas en mi vida habían tomado un rumbo ligero y de paz, y estaba decidida a dejarlo así por todo el tiempo que pueda pues fue muy difícil para mí salir adelante. Fue difícil para mí dejar el luto de mi abuela, fue complicado dejar de lado ese problema médico que me mortifico por un buen rato pero fue aún más difícil alejarme de todos los recuerdos de Harry. Alejarme de su número de teléfono, de sus fotografías y del anillo de promesa, que ahora estaba guardado hasta el final de mi cajón.
También fue difícil aceptar que necesitaba ayuda especializada, pero una vez que me sentí cómoda con mi psicóloga, todo empezó a ir mejor. El simple hecho de hablar mis problemas me quitaba un peso de los hombros, el hablar y recibir una respuesta me aliviaba y me sacaba de mis dudas. Desde el día que comprendí que muchas de las cosas que han pasado en mi vida no son mi culpa, los días son más llevaderos. El recor que le tenía a Terisa cambió de forma pero no sé muy bien como describirlo, no sé si sigue siendo un rencor o odio, lo único que siento es que ahora puedo mirarla a los ojos sin culparla de todo pues sé que las des
—¿Me vas a ignorar todo el día o ya me dirás que está sucediendo entre tu y el idiota de Cámaro? —recién colgué la llamada con mi padre cuando escuché la voz de Axel.
—No lo llames idiota —defendí al rubio pues él no estaba presente. —Y no te estoy ignorando.
—Claro que lo haces, he estado tratando de que me digas de una vez por todas cómo la pasaste anoche —dijo indigando y se sentó a mi lado. —Y antes de que me lo preguntes, no te estuve espiado, Sandra me dijo que irías a cenar al bonito restaurante que abrieron aquí cerca y sospechaba que era con Cámaro.
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La Noche Estrellada
FanficCuando la vida de Anelisse da un giro inesperado al enterarse del más grande secreto de su madre se da cuenta que entre más busca más encuentra secretos. Anelisse tendrá que luchar por mantener una vida normal a pesar de todas las circunstancias que...