Capítulo 46

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Ver a Anelisse definitivamente me había sacudido los pensamientos y sentimientos, pues ahora me encontraba sentado en mi sala con la mirada fija en la pared que era decorada por las fotografías que había tomado con mi cámara. Las únicas fotos que tengo con Anelisse.

No me había atrevido a moverlas, quería que permanecieran ahí todo el tiempo que fuera necesario. De alguna u otra manera, ver las fotos me recuerda a sus besos y caricias, tan solo en pensar el aroma de su cabello y el sonido de su risa me mantiene vivo.

—Harry, —Lana me llamó desde la cocina —¿En qué piensas? —me preguntó con su voz dulce.

—En Anelisse —le confesé.

Lana no era mi conquista ni nada por el estilo. La había conocido hace algunos días en una terapia con el psicólogo, al parecer a mi doctor le pareció una buena idea que conociera a gente que tuviera mí misma enfermedad.

—¿Quién es Anelisse? —preguntó Lana confundida mientras tomaba asiento en el sofá de un solo cuerpo.

Lana sufría de pérdida de memoria genética. Apenas tenía veintiséis años y ya la habían diagnósticado. Ya le había dicho quién era Anelisse y lo que significaba en mí vida, pero Lana ya lo había olvidado.

—Una amiga —le sonreí y ella asintió en silencio.

Desde que Anelisse me confesó que Zachary sigue vivo no he ido a la "Noche estrellada". Me siento traicionado, yo también tenía el derecho de saber la verdad y él había decidido no contarmela.

El recuerdo del día que decidí ponerle fin a lo que tenía con Anelisse me invade cada diez segundos, mi corazón siempre se vuelve a romper cuando recuerdo cómo lloraba y se abrazaba a sí misma. Una parte de mí deseaba que ella hubiera peleado por mí, una parte muy pequeña de mí deseaba que ella obligará a estar a su lado... Pues yo la quería para toda la vida. Pero tenía que alejarme, al menos hasta que todos sus problemas se resuelvan. Estaba orgulloso de ella por haberme gritado que me fuera porque sabía que si no lo hubiera hecho, yo jamás me hubiera ido de ahí.

Justo después de que decidí irme se su lado, estaba a punto de arodillarme frente a ella y suplicar que me perdonará. Pero no lo hice.

—Harry... —Lana volvió a llamar mi atención —¿Por qué estás llorando?

No me había dado cuenta que mis mejillas estaban mojadas, limpié de inmediato las lágrimas y le sonreí a Lana.

—No es nada, —me encogí de hombros —Sólo me acordé de algo.

La puerta de la casa fue golpeada un par de veces y me puse de pie para ver quien era.

—Hola, Harry, —era el esposo de Lana.

—¿Qué hay, Chad? —nos saludamos con un abrazo.

—Gracias por estar con Lana un rato —me agradeció.

Chad me había pedido que cuidara de Lana el pequeño rato que él sale a trabajar y acepté con gusto.

—¡Mi amor! —Lana salió corriendo a abrazar a su marido y desvíe la mirada cuando empezaron a demostrarse amor.

Las veces que yo le había dicho "mi amor" a Anelisse habían sido muy pocas. Tan pocas que ahora me arrepiento de no haberlo dicho más.

Cuando Chad y Lana se fueron me sumí en una tristeza profunda.

Tan profunda que llevaba todo el día tumbado en mi cama con las sábanas cubriendome hasta el pecho. Al pasar mi vista por mi cama, me percaté de que en la almohada que tenía de sobra había una gran mancha de color vino, cuando me acerqué para revisar qué era me di cuenta que era lápiz labial. Era el lápiz labial de Anelisse.

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