Estaba recostada sobre el colchón, me sentía aletargada, me sentía en el limbo. Me moría de cansancio, pero no lo hacía ver.
—¿Segura qué estás bien? —la voz de Cámaro me hizo levantar la vista.
—Sí —le sonreí de lado y volví a mi labor de guardar la poca ropa que llevaba de regreso.
Mi maleta iba casi vacía pues aquel conjunto que llevaba ayer lo tuve que tirar a la basura, verlo sólo me hacía recordar y sufrir.
Todo había salido bien, al final de todo. La grabación se pudo recuperar pues el fuego no logró consumirla por completo, está mañana Cámaro fue ante el juez y presentó la grabación, no le pregunté los detalles pero me afirmó que Terisa pagaría su condena. Me di cuenta que yo ya no la puedo llamar mamá, me demostró que cualquier apiste de cariño se esfumó hace años, y el poco amor que yo le seguía teniendo desapareció cuando me dejó tendida sobre el suelo mientras sufría de un aborto.
Eso fue lo que me pasó. Eso había sido lo que provocó mis mareos, mis náuseas y mi debilidad. Estaba embarazada de Harry. Y al final Beatriz consiguió lo que quería.
—Ya estoy listo —Cámaro se puso el abrigo.
—Yo igual —dije pasando la sudadera por mi torso.
Me puse mi gorro de lana y mis guantes, tomé la maleta y caminé hasta la salida, el rubio iba justo detrás de mí.
El detective había estado algo extraño desde que salimos del hospital ayer por la noche. Se veía cansado, triste y pensativo. Me preguntaba más veces de las que me gustaría si me encontraba bien, y siempre recibía la misma contestación. Tal vez se encuentra un poco descolocado por la manera en la que me encontró ese día. También había estado muy al pendiente de mí y de mí salud, me obligó a desayunar y tomar un poco de aire para poder ver el atardecer de la noche buena.
—¿En dónde estarás para las fiestas? —pregunté cuando nos subimos al taxi que nos llevaría al aeropuerto.
—Mi familia sigue en la ciudad, aunque en casa no la celebramos por culpa de mi padre, estamos tratando de crear nuevas tradiciones —habló con una pequeña sonrisa que se esfumó en un segundo.
Después de eso el coche se quedó en silencio.
Recargue mi cabeza en el respaldo y suspire. Guardé mis manos en la pequeña bolsa de la sudadera y evite tocar mi vientre. Aún no me sentía cómoda para hacerlo.
No había llamado a Harry, no podía hacerlo, no tenía el valor de escuchar su voz sin echarme a llorar, aunque no he llorado desde ayer. Había algo dentro de mí que me detenía de soltar las lágrimas, no quería tenerme lástima pues lo único que sentía era culpa. Yo me había descuidado, esto me lo hice yo misma.
—Llegamos —la voz de Cámaro me sacó de mis pensamientos.
Bajamos del taxi con nuestras maletas y caminamos en silencio hasta el aeropuerto. Entregué mi boleto, pese mi maleta y pase por seguridad. Tomamos asiento enfrente un ventanal para esperar nuestro avión, mire con atención el paisaje que tenía adelante tratando de grabarlo en mi mente pues sabía perfectamente que ya no volvería a Denver jamás.
—Ana... —me giré al escuchar la voz del detective —¿le dirás a Harry lo que sucedió?
Me tense de inmediato.
—No, se lo diré hasta que esté lista —dije en voz baja.
—Pero creo que él tiene que saberlo...
—Cámaro, por favor déjame hacer esto yo sola —lo interrumpí. —Te agradezco todo lo que haz hecho por mí. Gracias por llevarme al hospital y esperar ahí hasta que saliera, gracias por obligarme a comer y a tomar un poco de aire... Gracias por no preguntar —la voz se me rompió. —Pero necesito hacer esto sola.
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La Noche Estrellada
FanfictionCuando la vida de Anelisse da un giro inesperado al enterarse del más grande secreto de su madre se da cuenta que entre más busca más encuentra secretos. Anelisse tendrá que luchar por mantener una vida normal a pesar de todas las circunstancias que...