4 años después.
Harry.Bajé las escaleras abrochando los botones de mi camisa blanca, al entrar a la cocina me detuve un tiempo en la entrada y miré los trastes sucios en él fregadero. Había olvidado por completo lavarlos anoche.
Desabotone mi camisa y la colgué en la silla del comedor para que no se arrugará o manchará y me puse a lavar los trastes. Al vivir completamente solo te acostumbras a hacer las tareas del hogar como lavar trastes, trapear y aspirar, eso no era problema para mí. Él problema era que estaba solo.
Había terminando la universidad hace año y medio y desde que empecé a cursarla viví con un compañero en él campus pero cuando la terminé renté un pequeño departamento en la ciudad. Mi madre se había opuesto por completo a la idea de dejarme solo y vivió conmigo unos meses, cuando se sintió un poco más segura de dejarme a cargo, regresó a su casa y me quedé nuevamente sólo.
Despues de un año estaba a punto de tomar la decisión de compartir él departamento para poder dividir los gastos con alguien más porque mi salario no era él mejor hasta que conocí la cafetería "La noche estrellada" y empecé a trabajar ahí. Así pude mantener mis caprichos y él departamento hasta que me hice cien porciento independiente.
Pero obviamente después de todo ese año solo empecé a sentir cierta soledad. No era un chico sociable, al menos yo me considero así pero mi madre siempre me ha dicho que enamoró con mi encanto, aunque no lo he echo hace bastante tiempo.
Mi última novia la tuve hace tres años y después de eso solo han sido coqueteos y chicas por una noche, ninguna chica estable. Zachary a empezado a creer que soy homosexual.
Mi teléfono vibró en el bolsillo trasero de mi pantalón y me limpié las manos llenas de agua y jabón antes de tomarlo. Hablando del rey de Roma.
—¿Qué pasó, Zac? —contesté caminando hacia la ventana.
—Qué hay, Harry... —se escucharon algunas palabras lejanas antes de volver a escuchar hablarme —¿Sales esta noche?, habrá una fiesta en la discoteca cerca de la cafetería
—¿Hoy?, ¿a qué hora? —pregunté, realmente sin ganas.
—A las diez de la noche planeamos estar en la casa de Raquel para poder llegar todos juntos a la discoteca —habló y nuevamente escuché mas voces detrás de la suya antes de volver a escucharlo —Disculpa el encandalo, mi madrastra esta como loca gritando por toda la casa...
Al mencionar a su madrastra me vino a la mente la chica que fue el otro día a la cafetería, recordé que Raquel me dijo que la chica era su hermana o tal vez su novia.
—¿Llevarás a tu novia? —pregunté pretencioso.
—No apresures las cosas, Styles, la chica y yo apenas hemos hablado pero sí, la llevaré esta noche —no pude evitar encogerme de hombros. No iba a mentir, él rostro de la chica había estado paseando por mi mente desde él día en que la vi y cada que voy a la parada de autobús tengo la ilusión de verla de nuevo, pero ahora que sé que uno de mis mejores amigos anda tras ella, la expectativa de hablarle se fue al caño.
—Entonces no iré —confesé.
—Por favor, Harry. Ira Raquel y Heiden, tal vez no te lleves bien con ella pero Raquel siempre esta mirándote él trasero. —no pude evitar reírme porque era cierto.
—Raquel apenas tiene diesocho, no soy un pedófilo, Zachary —tomé mi cabeza y como pude me la puse aún con él teléfono en la oreja —¿Pagarás mi cover[1]?
—¡Rayos sí, viejo! —al ver que estaba a punto de aceptar, Zachary empezó a emocionarse —¡Pagaré la primera cerveza que tomes, te presentaré chicas lindas y...
—¡Esta bien!, aceptó. Iré —dije renegando.
La llamada no término hasta que le prometí una vez más a Zachary que sí iría y me recordó que hoy la cafetería cierra temprano por ser día festivo, osea, por ser cuatro de Julio.
Dejé él teléfono sobre la mesa y subí las escaleras nuevamente porque había olvidado mi mandil rojo sobre la cama, salí del departamento y cerré con llave; bajé las escaleras del pórtico cuando me di cuenta de algo: había dejado él teléfono arriba de la mesa.
Regresé sobre mis pasos, repetí él procedimiento y volví a salir. Había olvidado también tomarme mi medicamento para la memoria.
Sí, así es, tomaba pastillas para retener los recuerdos.
~•~
Mi turno en la cafetería había acabado y apenas eran las seis de la tarde, Zachary no había llegado en ningún momento como lo supuse y Raquel ya se había retirado hace unos minutos. Sólo quedábamos Heiden y yo.
La larga historia entre la chica y yo era que desde que llegue, ella andaba detrás de mí, yo no estaba listo para tener una relación puesto que tenía problemas con el alquiler del departamento y poder pagar mis medicamentos. Un día ella me invitó a tomar una cerveza y acepté, pensando que solo sería eso, tomar cerveza. Al llegar la noche ella intento besarme y confesó que desde la primera vez que me vio, había sentido algo por mi... Pero la rechacé. Obviamente la rechacé sutilmente, pero desde ese día la chica me mira con ojos de odio, o simplemente, no me mira.
—Puedea irte ya, Heiden, yo cerraré él local —dije con cansancio. Él día había sido pesado. Estuvo lleno de atender y limpiar mesas, preparar cafés o malteadas, preparar los postres y cobrar en la caja. Había mucha gente que venía aquí por ser amigo de Zachary, era lo bueno de ser un chico sociable.
—¿No irás con los chicos a la discoteca? —preguntó con desinterés.
—Puedo irme saliendo de aquí...
—No planeas irte con esa ropa, ¿verdad? —por primera vez en mucho tiempo, veía a Heiden sonreír —Yo no iré hasta pasadas las once de todos modos, así que tengo tiempo de cerrar, arreglarme y llegar con ustedes.
No pregunté porqué no se iría con nosotros, solo asentí en silencio mirando a la única pareja que quedaba en las mesas.
—Tomaré tu palabra, entonces —desabroché mi mandil y lo hice una bola para que pasará desapercibido.
Me despedí de la chica pelinegra con un asentimiento y salí del local, él aire estaba cálido y él sol aun brillaba en él cielo. No tanto, pero gracias al atardecer y sus colores naranjas, había luz.
Caminé hasta la parada del autobús y me dejé caer en la banca con pesadez. Busqué mi celular en mis bolsillos traseros y mire la hora, seis con quince minutos. Tardaría cuarenta minutos en llegar a mí casa, otros quince en ducharme, diez en arreglar...
Sentí el peso de alguien más al sentarse en la banca y levanté la vista, mi corazón se aceleró de manera anormal al ver a la chica. La misma chica de la cafetería... La novia de Zachary.
Vestía un uniforme de enfermería color azul, llevaba el cabello recogido en una coleta alta y su bolso colgaba de su hombro. Se sentó a unos centímetros de mí y miraba su celular distraída. Una vez más me di cuenta que su cabello no era completamente castaño, sus puntas eran rojizas.
Al parecer se dio cuenta que la estaba mirando y levantó la vista, no me miró por completo simplemente de reojo. Sus mejillas se coloraron y volvió la vista a su celular.
Tomé fuerza de voluntad y dejé de mirarla solo para darme cuenta de que mí autobús ya estaba llegando. Me puse de pie con la esperanza de que ella también se pusiera de pie, pero no lo hizo. Decepcionado, subí a mi autobús y no me sorprendió que no hubiera asientos vacíos, a esta hora salían los universitarios y se llenaban los autobuses.
Por él cristal pude ver a la chica quien seguía con la vista en su celular, él conductor quitó él freno de mano y piso él acelerador; no con demasiada fuerza para dejarme ver como la castaña levantaba la vista y me veía sin discreción.
Cover[1]: La entrada al antro/discoteca.
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La Noche Estrellada
FanfictionCuando la vida de Anelisse da un giro inesperado al enterarse del más grande secreto de su madre se da cuenta que entre más busca más encuentra secretos. Anelisse tendrá que luchar por mantener una vida normal a pesar de todas las circunstancias que...