Capítulo 4.

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Zachary.

Tomé la chaqueta del armario y cerré la puerta detrás de mí. Baje las escaleras con cuidado mientras deslizaba la chaqueta de cuero por mis hombros. Antes de llegar al último escalón, escuché voces.

—Sabes que esto esta mal... —era una mujer. No una joven, era una señora.

—Y tú sabes que no me importa —ese era mí padre —Te lo dije antes y te lo digo ahora: no me importa tenerlo todo si no te tengo a ti.

Y ahí la respuesta cayó como un balde de agua fría. Papá tenía una amante.

Bajé con cuidado de no hacer ruido él último escalón, asome la cabeza hacia la cocina escondiome detrás de la pared que dividía la sala de la cocina y ahí estaban. Abrazados el uno a el otro, no pude ver la cara de la mujer pero sí lo que vestía.

La cajera del mini súper de aquí cerca era la amante de mi padre. Su cabello era rubio platinado y se sostenía de mi padre como si su vida dependiera de ello. Al instante una pregunta voló a mí mente: ¿por qué?.

¿Por qué con ella teniendo a mí madre aquí?, ¿por qué arriesgarse con una cajera cuando eres millonario y tienes un matrimonio estable?.

—Anelisse me odiara cuando se enteré de esto, Henry —Anelisse.

Ese nombre tan peculiar era también él nombre la de novia de Michell, mi mejor amigo. No puede ser su hija. No creo que este mundo sea tan pequeño y esta chica y yo estemos siendo engañados.

—Tú hija entenderá. Me preocupa Zachary, él es la luz de mí vida y me partiría el corazón que me deje de hablar cuando se enteré de esto —mi corazón se hundió y apreté los puños a mis costados con enojo.

Esta seguro que la mujer seguía con mi padre solo por su dinero y su fama.

—Entonces terminemos esto de una vez por todas. Después de tantos años de vernos a escondidas es hora de dejar de sentirnos vigilados las veinticuatro horas del día —un nudo inmenso se instaló en mi garganta al escuchar decir a la mujer: después de tantos años...

Eso quería decir que mi padre tiene una amante hace años, no me imaginó desde cuando nos ve la cara de estúpidos a mí y a mí madre. Tantos años siendo la familia feliz cuando la verdad era otra.

Él odio hacía la mujer creció en mí de inmediato. Ella era la culpable de las llamadas privadas a mí padre, ella era la culpable de las salidas sin sentido y las llegadas a la media noche de él.

—Prefiero confesarlo todo a los cuatro vientos. Prefiero irnos lejos, dejar todo atrás para poder estar juntos... —y mí enojo salio al aire.

—¡Lo sabía!, ¡sabía que tenías un amante! —salí de mi escondite señalando a mí padre y a su amante.

La señora se volteó sorprendida y busque alguna característica que me recordará a Anelisse. Pero a mí mente no vino ningún parecido entre la mujer frente a mis ojos y la chica pálida de Michael.

—Hijo...

—¿Hace cuantos años me vez la cara de estúpido, padre? —di unos pasos hacia adelante y me di cuenta que la cajera se ocultó detrás de mí padre, escondiéndose.

—Hace años que tu madre y yo nos dejamos de amar, así que no me puedes culpar —me dio coraje que tomará a mí madre de excusa cuando en realidad yo estaba preguntando porqué me hacia esto a .

—Esa no es excusa. Si la amas tanto a ella, ¿por qué no te largas de aquí? —me acerqué a él y lo empuje con fuerza —¡Largate, no quiero verte más!, me mentiste por tantos años

—Hijo, dejame explicarlo —lo volví a empujar pero no se movió ni un músculo —¡No dejaré que me trates así, soy tu padre!

—¡Y yo soy tu hijo y aún así me mentiste! —me quedé sin aire y la garganta me empezó a doler, tragar saliva me era imposible y sabía que era por él nudo en mi garganta —Se supone que soy la luz de tú vida y estabas a punto de abandonarme por ella...

—Te iba a llevar conmigo —trató de acercarse a mí pero retrocedí.

—¿Y creíste que me iría contigo y ella?, ¿enserio creíste que jugaríamos a la familia feliz con tu amante y su hija? —mi voz se rompió un poco —Pues fuiste estúpido padre, porque yo no dejaré que ella me quite a mí familia.

Señale a la mujer detrás de él antes de alejarme de ellos. Di unos cuantos pasos hacia la salida cuando la voz de mí padre me interrumpió.

—Zachary... —me detuve y miré sobre mi hombro —No le digas a tú madre nada de esto, no es él momento indicado.

Mis puños se estrujaron y salí lo más rápido posible de la casa, tan rápido que ni siquiera note cuando llegué al auto y lo encendí. Las llantas rasparon el pavimento y aceleraron en segundos, ni siquiera me moleste en bajar la velocidad o ponerme él cinturón de seguridad.

Debía saber quien era la amante de mí padre y destruirla.

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